Dicen que la enfermedad de Alzheimer suele acabar con los recuerdos de las personas, pero ahora que El Vampiro ha comentado que sufre este mal, estoy seguro que no podrá con él, porque las vivencias y los capítulos que dejó Ian Hodgkinson en la lucha libre mexicana... son imborrables.
Recuerdo cuando llegaste a México, debutaste como rudo, muy llamativo, cabello de colores, rostro pintado
y unas enormes ganas de aprender.
Recuerdo como las chicas empezaron a idolatrarte, te llevaron a cambiar a técnico donde poco a poco te convertiste en uno de los máximos ídolos de la historia, pero sobre todo, en un luchador que marcó el camino.
Recuerdo aquella sesión de fotos en Los Ángeles, mitad rockero, mitad Vampiro, esa portada para la revista Arena fue simplemente espectacular.
Recuerdo el lanzamiento de tu calendario, en La Cucaracha, entonces uno de los mejores antros de México, con una enorme cantidad de artistas, promotores y luchadores que no daban crédito a que un evento luchístico captara tanta atención.
Recuerdo ese calendario, marcó un hito porque los deportistas, por famosos que fueran, no lo hacían. El tuyo requirió de un tiro extra porque el impacto y las ventas fueron espectaculares.
Recuerdo tu primera gran batalla de apuestas, ante Pirata Morgan en una Arena México a la que no le cabía ni un alfiler, pero no sólo eso, afuera se pusieron pantallas y más de 5 mil aficionados disfrutaron ahí tu victoria, y hasta un poco de lucha en vivo, porque tu choque con Morgan llegó hasta el estacionamiento.
Recuerdo ese primer gran triunfo, que literalmente te costó sangre, porque una de tus heridas fue profunda y terminaste bañado en tu propio líquido vital.
Recuerdo cuando desfilaban artistas para verte en La México, o en La Coliseo de Acapulco, en La Monumental de Monterrey, en donde quiera que lucharas, actrices y cantantes te buscaban.
Recuerdo hasta cuando tocabas en el Bulldog, y ahí también tu estilo gótico te llevaba a triunfar, aunque nunca como en las arenas. Acá entre nos, qué bueno que fuiste luchador, jajaja.
Recuerdo cuando "El Patrón" Bonales nos platicó que te habías tundido a un cantante porque le había faltado al respeto a tu novia Stephanie, y que le decían "El Sol" a tu víctima.
Recuerdo cuando paseabas por la redacción de Arena para contestar las cartas dirigidas al Dr. Vampiro y te impactaba que hubiera tantas y la manera en que las chicas te pedían consejos sobre temas tan fuertes como el aborto o la autoestima.
Recuerdo cuando grabaste tu película, aquellas escenas a medianoche en la vieja cementera de los rumbos de Plateros, toda una locura.
Recuerdo tus campeonatos, tus rivalidades, tus triunfos y fracasos sobre el ring, siempre con una constante, el apoyo de la afición.
Recuerdo tu paso por la televisión, tu llegada como profesor y detector de talento. Tu entrega para el desarrollo de las futuras estrellas.
A todos esos recuerdos, el Alzheimer les hace lo que el viento a Juárez, porque si se te olvidan VAMPIRO... estarán todos tus fans para recordártelos.