Son los dos equipos con más títulos y con mayor capacidad de convocatoria en el futbol mexicano. Son, además, los que han jugado en Primera División todos los torneos.
Pero ambos viven un presente distinto. El América es luz; las Chivas, sombra. Y dentro de esa realidad, millones de seguidores de uno y otro equipo esperan que sus dueños entiendan la importancia del capital emocional que
tienen en sus manos.
Shakespeare lo dijo hace varios siglos: "No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande".
Winston Churchill decía: "El precio de la grandeza es la responsabilidad", mientras que el francés Montesquieu afirmaba: "Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella".
Desde que sus dueños asumieron el control, Emilio Azcárraga Jean, en 1997 (tras la muerte de su padre), y Jorge Vergara, en 2002 (tras la compra de la mayoría accionaria del club), cada cual con su estilo, han tratado de responder a las exigencias de sus aficionados y han vivido las alegrías de los títulos y las presiones de las malas rachas.
El América de Azcárraga Jean lleva tres títulos en 16 años. Y está disputando el cuarto. Su padre le dejó una herencia de ocho campeonatos en 36 años. Las Chivas de Vergara sólo han conseguido un título en 11 años, mientras que el Club Guadalajara AC había obtenido 10 títulos en 62 años.
Los dueños de ambos saben que están obligados a preservar el legado de grandeza que heredaron o adquirieron. Son los celadores del pasado, presente y futuro.
En los últimos cuatro torneos cortos, el América lleva dos Finales, un título y dos Semifinales. En ese mismo periodo, las Chivas clasificaron únicamente en el Apertura 2012 y fueron eliminadas en Cuartos de Final.
En estos dos años, el América ha disputado entre torneo regular y Liguilla 85 partidos, con 44 victorias, 26 empates, 15 derrotas, 139 goles a favor, 78 en contra y 158 puntos ganados sobre 255 disputados, el 60.7 por ciento de efectividad.
El universo del Guadalajara es la cara opuesta: disputó apenas 70, ganó nada más 15, empató 21 y perdió casi la mitad: 34. Anotó 62 goles, menos de uno por encuentro, y aceptó 97. De 210 puntos disputados, sumó 66, 31.4 por ciento de efectividad.
Los seguidores siempre buscan espacios para que los dueños se enteren de sus gustos y disgustos. La pesadilla que hoy vive Vergara es la misma que padecía hace dos años Azcárraga. Pero América no puede dormir en sus laureles y las Chivas tienen que reconocer la pesada deuda con su indignada afición.
Desde la posición de ambos dueños, la sordera es mala consejera. Tanto Azcárraga como Vergara deben tener claro que cuando se detenta el patrimonio emocional de millones de aficionados, la soberbia suele ser veneno.
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