Sólo Liguilla para los cuatro primeros

Javier Alarcón
en CANCHA


Imagine que América, Santos, León y Toluca tuvieran que jugar entre ellos durante cuatro semanas de Liguilla. El nivel deportivo, atencional y económico se elevaría a niveles inimaginables.

El futbol mexicano debe adaptar, improvisar, superar las rutinas establecidas. Romper paradigmas redundaría en un océano de oportunidades para redimensionar a todos los componentes del juego a nivel de

clubes. Reconozcan que la puerta es muy amplia y que sólo promueve las ilusiones mal ganadas de varios equipos que se amparan en la mediocridad de la clasificación escandalosa para ocho equipos.

Automáticamente bajo esas exigencias, la competencia para clasificar se volvería mucho más intensa para todos desde la Jornada 1. ¿Por qué no después de que los cuatro primeros probaran fuerzas todos contra todos, no se juega el partido final en una sede predeterminada desde el principio? ¿No sería un aliciente importantísimo para Puebla saber que ha sido designado su estadio para la Final del Apertura 2016?

Mire, las ideas sobran. El hecho contundente está en intentar nuevas fórmulas, no sólo para divertirnos con el poder de la imaginación. Se trata de echar a andar la materia gris para que la calidad del juego, que no el mal entendido "juego ofensivo", pueda ser una constante en cada uno de los partidos de la Liga. Los métodos del futbol mexicano se vuelven inamovibles sólo por gusto, por costumbre.

No pasa nada si se prueban nuevas fórmulas para incentivar la consistencia del funcionamiento de los equipos, por ende, factores muy ausentes: la mesura, la paciencia y la oportunidad para los chavos como un estilo gerencial, se volverían exponenciales, y no como una piedra en el zapato del ansioso entrenador.

Imagine que estos cuatro, en las mismas semanas presupuestadas, tienen que volver a jugar entre sí antes de encontrar por triunfos y goles a los dos finalistas. Insisto en el tema: recibimos muy poco los aficionados en el trámite de clasificación, a cambio del futbol razonablemente intenso y de calidad que nos arrojan los duelos en general, a partir de los Cuartos de Final.

Fue una auténtica hazaña, porque a las televisoras les redituaba, anular el mediocre escalón de la Repesca. Ahora, por lo visto, es un gran momento después del Mundial, para probar con una fórmula que premie a los cuatro más constantes y sólidos en su inversión. ¿Qué se pierde con intentarlo? Nada, absolutamente nada. Sólo hay que explorar nuevas instancias y no conformarnos con este camino de 17 jornadas, que a fuerza de ser sinceros, es muy tedioso.

 
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