La suerte, sorteada

Francisco Javier González
en CANCHA


Mas que nunca, el sorteo de la Copa del Mundo constituye el primer gran partido del certamen. Va a quitar y a dar puntos.

En la conferencia de prensa del martes, con un gesto intolerante, Joseph Blatter dijo que "no todo mundo puede quedar feliz por ser tal la complejidad de un Mundial".

De acuerdo con un ensayo que hizo la revista británica World Soccer, no hay forma de quedar

bien con nadie.

Por ejemplo, el equipo que en el sorteo ocupe la posición H1 estará cómodo porque le tocará jugar la fase de grupos en tres ciudades bien conectadas por el transporte (Belo Horizonte, Río de Janeiro y Sao Paulo) y en climas templados.

Pero al que le corresponda el lugar G1 jugará en el noroeste con dos partidos que arrancan a las 13:00 horas en Salvador y Recife y otro a las 16:00, en Fortaleza, con temperaturas altísimas.

El ganador del Grupo G tendrá que viajar para los Octavos a Porto Alegre, con un riesgo importante de golpe climático, dado que ahí el invierno brasileño pega fuerte.

El rival de Brasil en la inauguración (A2) tiene que hacer viajes más largos que los de Homero: de Sao Paulo a Manaus (2 mil 683 kilómetros) para el segundo partido y después a Recife (2 mil 836 kilómetros). Más de 5 mil kilómetros sólo para desahogar la fase de grupos en un país que tiene tamaño de continente.

El desplazamiento de los equipos coincide con que muchos de ellos serán seguidos por miles de fanáticos. Ellos también toman aviones y los aeropuertos difícilmente podrán responder a las demandas. Además, los precios los fija la oferta y la demanda. Para el día de la inauguración, un boleto Río-Sao Paulo cuesta lo mismo que un pasaje Río-Nueva York. Algunos precios aéreos se incrementarán hasta en un mil por ciento.

No hablemos de las protestas sociales, la falta de infraestructura en la mayoría de las ciudades sede, el déficit hotelero en el que a precios estratosféricos se consigue un albergue de tres estrellas, la seguridad necesaria para garantizar la calma en el Mundial y algunos otros bichos que amenazarán 30 días de estancia en Brasil.

Si Sudáfrica ofreció sensibles problemas de diferentes tipos, Brasil implica un nuevo reto que no tiene garantizada una solución sencilla. La FIFA decidió meterse en camisa de 11 varas al elegirlo como sede en 2007. El futbol cancha puede salir lastimado.

Mañana, la suerte no sólo determinará rivales. Pondrá y quitará puntos con el azar de una logística imposible.

 
 
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