La rifa del tigre

MUNDO DE PELOTA / Homero Fernández
en CANCHA


En menos de una semana se juega el partido que no está incluido en el fixture del Mundial, pero que determina en gran medida el futuro de cada una de las 32 Selecciones: el sorteo de los grupos eliminatorios.

El evento siempre está rodeado de boato, atracciones multicolores, figuras célebres del mundo del futbol y algunos chistes libretados para hacer simpático y mediático al conductor

principal, que en este caso es el Secretario General de la FIFA, Jerome Valcke.

Al suspenso que también le rodea se le agrega la intriga que produce la teoría del complot: que el sorteo está arreglado, que hay esferas calientes y frías en las urnas, por lo cual al tacto es fácil determinar cuál de ellas tomar (seguramente siguiendo instrucciones para dejar libre el camino a los favoritos).

En el pasado sorteo de la UEFA para la ronda final de la Champions se levantaron suspicacias de que ahora los globos con los nombres de los equipos vibraban al contacto con la "mano santa". Inclusive, en un programa de la televisión turca un ex árbitro de ese país hizo un simulacro en el set que dio los mismos resultados que el oficial.

En el sorteo de la Copa Confederaciones realizado en diciembre de 2013, hubo un enredo en vivo cuando uno de los invitados se equivocó de urna y el error cambió el orden de enfrentamientos entre los rivales de grupo.

Valcke despidió al invitado que metió la pata, un famoso chef brasileño, diciéndole que mejor preparase una caipirinha. "Estas cosas pasan en la vida", dijo tratando de tapar la zozobra. Debajo del escenario lo observaba su jefe, Joseph Blater.

En Brasil 2014, los ocho cabezas de serie no tendrán el privilegio de jugar en una sola sede, sino que tendrán que moverse. A cada uno de los cuatro sudamericanos líderes de grupo le tocará una de las Selecciones poderosas que no llegaron a esa condición, como Italia, Francia, Holanda e Inglaterra.

Pero más allá de los rivales que caigan está en juego también otro factor: el del cansancio producido por los largos recorridos y las diferencias de temperaturas entre las sedes, que pueden variar de -3 a 30 grados.

En cuanto a los viajes, a quien le toque ser cabeza de serie del grupo D completará unos 6 mil kilómetros, para jugar en Fortaleza, Sao Paulo y regresar a Natal, el extremo norte brasileño.

Brasil, por ejemplo, que encabezará el grupo A, viajará en la fase previa unos 5 mil 500 kilómetros.

Privilegiados serán los del grupo H, pues el recorrido es de poco más de 800 kilómetros entre Belo Horizonte, Río y Sao Paulo.

Por todo esto, el viernes 6 de diciembre los entrenadores tendrán un ojo al gato y otro al garabato. No vaya a ser que les toque el "grupo de la muerte"... pero de cansancio.

 
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