Una exitosa discoteca de Miami garantizaba un volumen de sonido mínimo de 110 decibeles en su pista de baile y el lugar se llenaba.
Los administradores del lugar sabían que el alto volumen genera adrenalina y produce euforia, y lo utilizan para "prender" a su clientela. Eso es parte de lo que recibe el usuario por lo que paga a la disco. Un entusiasmo provocado.
Algo parecido
ocurre con ciertas carreras de ruta nacionales. El volumen del sonido en el área de la salida parece dirigido a provocar descargas de adrenalina y euforia en los corredores, muy al margen de la calidad de la organización del evento.
El 10K Nike, que se corrió el domingo pasado en el Parque Fundidora, es un buen ejemplo de lo anterior. A esa carrera le negó la autorización para este año el Municipio de San Pedro por lo exagerado del volumen del sonido que manejó en el 2012.
Si se llevaran estadísticas de niveles de sonido, las carreras de Nike tendrían el récord nacional. El domingo pasado era necesario gritar, y fuerte, para poder comunicarse con otra persona en el área de la salida. El "decibelaje" de la carrera estuvo a su máximo.
En el evento participaron 5 mil corredores y tuvieron que transcurrir casi 10 minutos para que todos ellos pudieran cruzar un arco de salida, de unos ocho metros de ancho. El arranque fue lento y congestionado.
Curiosamente, después de correr los primeros tres kilómetros, los corredores pasaron a un lado del arco de salida por un carril de menos de tres metros de ancho. Correr por allí era incómodo, incluso riesgoso. El trazo del recorrido fue complicado, pero a muchos corredores no les importó. Salieron felices. Disfrutaron mucho de la fiesta.
No hay duda: el "boom" de la participación en las carreras ha abierto opciones para organizar una amplia gama de eventos que no sólo son deportivos. La Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo las llama "convivencias sociales" y muchas de ellas no tienen el aval de alguna institución.
Aunque esas carreras han sido cuestionadas y aunque es claro que son organizadas por motivos mercadológicos, la verdad es que tienen un merito que no es menor: hacen que la gente salga a la calle a correr.
Recuerda que correr es salud y algo más... mejor calidad de vida.
rubenromero@elnorte.com