'Correr'

Félix Fernández
en CANCHA


"No me preguntes por qué corro, pregúntate por que tú no lo haces", establece Germán Silva, doble ganador del Maratón de Nueva York (1994 y 95)... Y es que correr es la activación de las piernas, sí, pero quizá en mayor medida es un generador de ideas, reflexiones, pensamientos, batallas y, al menos en mi caso: soluciones.

La lucidez necesita despabilarse, el hambre se estimula al

ejercitarse y el sueño relajado llega de manera incuestionable tras el esfuerzo físico.

Correr: tan sencillo y tan complejo como uno decida. Tan competitivo o tan autodemandante como se quiera... tan sufrido o placentero como cada corredor elija, pero al final, se convierte en una actividad extremadamente solidaria en la que ayudar al desconocido de junto puede ser incluso más importante que acortar el tiempo propio... "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional", repetía un corredor mientras devoraba millas en un maratón.

En un libro bastante ilustrativo sobre las reflexiones de un corredor, titulado: "De qué hablo cuando hablo de correr", el novelista japonés Haruki Murakami comparte: "Escribir honestamente sobre el hecho de correr es también escribir honestamente sobre mí". Y es que cada corredor analiza, reflexiona y asimila su carrera de manera particular. Par mí, por ejemplo, correr me permite ingresar a un mundo en cierta forma similar a lo que un día conocí como la plenitud: estar en una portería de futbol. Sí, porque un arquero tiene tiempo para pensar dentro de una soledad que nadie más podría comprender; la lejanía del balón es la cercanía de las ideas más extraordinarias, que tristemente se esfuman con el regreso del objeto que los porteros poseemos y los demás intercambian. El aislamiento se vuelve una necesidad y tanto en la portería como en una carrera, se obtiene.

Correr es terapéutico y resolutivo: hay a quienes la inspiración nos llega en movimiento y el resultado de la ecuación atorada se asoma solo con ponerse los tenis. Es decir: lo que Ivan Pavlov llamó 'El estímulo incondicionado', que no es otra cosa que la respuesta del organismo ante un estímulo que, en este caso sería simplemente correr. El propio Murakami lo explica muy bien: "escribir novelas se parece a correr un maratón... para un creador, la motivación se halla, silenciosa, en su interior, de modo que no precisa buscar en el exterior ni formas ni criterios".

Correr un maratón es ampliamente abstracto por la mezcla de sensaciones que se experimentan y donde probablemente el sentido del oído se impone aunque, en alguna parte del trayecto se hacen presentes todos los demás.

Al igual que el futbol, correr una carrera de fondo es táctica y estrategia: establecer un tiempo para recorrer cierta distancia y la manera en que se correrá esa distancia. Es decir: el tiempo que se pretende por kilómetro, momentos adecuados para acelerar o disminuir la velocidad, ingestión de agua o gel y periodos en los que se podría caminar, si así se decidió completar la carrera. Lo fascinante es que durante el desarrollo de toda esta táctica, se viven experiencias inesperadas que surgen de todo un entorno anónimo que tiene un solo objetivo: impulsar, apoyar, ayudar y cooperar para que todo aquel que porta un número, logre la meta.

¿Ha corrido usted un maratón, medio o al menos una carrera larga? El día que lo haga (o lo vuelva a hacer) se sentirá orgulloso y adolorido, pero le preguntará silenciosamente a los testigos: ¿Por qué ustedes no lo hacen?

 
 
Twitter: @FELIXATLANTE12