Bruno: la fábrica de recuerdos

Francisco Javier González
en CANCHA


Día triste para Pumas tiene que ser ése en que se despide de un referente.

Por ser diferente, por salirse del estereotipo del técnico vestido de sabio canjeándolo por su sencillez y claridad, David Patiño tiene un lugar especial en el equipo del que ayer se despidió.

El futbol es experto en repartir facturas en el momento menos pensado.

Los Pumas de treinta puntos, del tercer

lugar general y las dos Liguillas consecutivas jugadas después de un largo ayuno, quedan atrás en el libro de los números.

Tras la derrota en Pachuca del sábado, Bruno Marioni recibió la llamada de emergencia. A mediodía la recibió y por la tarde ya estaba arreglado en un contrato que tiene la intención de ser a largo plazo, pero que depende, como siempre, de los resultados que se vayan acumulando.

Copa contra el Atlas. Luego dos partidos de Liga frente a dos de los más poderosos del torneo en Ciudad Universitaria: Monterrey y América. En medio de los dos, una visita a Querétaro.

Si Bruno, uno de los más carismáticos jugadores que incendiaron la tribuna de Ciudad Universitaria en los últimos años es o no el indicado, lo dirá el tiempo.

El título del 2004 contra Chivas, ganado por los Pumas en penales, es una de las estampas más tensas y espectaculares del corazón auriazul de la época contemporánea.

Conexión con la feligresía auriazul tiene Marioni como punto de partida: no es un extraño.

Bruno se fue luego a otros equipos, metiendo más o menos goles según el caso, y recibió el volante de los Venados de Yucatán con pocas herramientas y algún logro interesante como clasificarlos por primera vez a una Liguilla desde 2005.

No ha dirigido aún en Primera División y dice estar preparado para ello. Listo para el encargo es algo más difícil de saber.

Listo para ser padre, para elegir carrera profesional o para debutar en Primera se irá descubriendo con el tiempo. Ése que en el futbol es lo que más escasea.

El segundo técnico de relevo en la Liga tuvo siempre como futbolista una personalidad llena de arrojo, autoconfianza y valor.

Pretende que Pumas retenga más tiempo el balón para manejar los partidos, que sea un poco menos vertical que con Patiño, y tratará de convencer a su directiva de traer algún refuerzo antes de que el jueves cierren los registros.

Ojalá que David Patiño tenga más adelante otra oportunidad. Ya mostró su capacidad y deja a su equipo adorado esperando un mañana.

Y es de desearse también que Marioni inicie una carrera en la Máxima Categoría que lleve a los Pumas a los lugares que su afición merece y que ya el torneo pasado empezó a conquistar.

Bruno tiene ahora que inventar nuevos recuerdos que sustituyan a los del pasado.

Ciudad Universitaria tiene que volver a brillar.

 
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