Actitud y aptitud

Rafael Alarcón
en CANCHA


"Nunca he estado en el cielo, haciendo un repaso de mi vida creo que jamás llegaré. Entonces pienso que jugar el Masters es lo más cerca que estaré del cielo".

Fuzzy Zoller, ex campeón del Masters
 
 
El golf tiene una forma extraña de enseñar y puede ser muy rudo para la confianza del jugador, algunos no se levantan de las malas experiencias, pero los que le encuentran

un valor, salen fortalecidos.

Álvaro Ortiz, del Guadalajara Country Club y recién egresado de la Universidad de Arkansas, ha vivido todas las lecciones duras que puede aportar el golf. Cuando saltó a la escena internacional en el torneo inaugural, el Latín American Amateur Championship (LAAC) 2015, se quedó a tan sólo dos golpes de ganar, aquel año cerró con 67 golpes en la ronda final, pero sus rivales se mantuvieron ante el acecho y no se vencieron, ahí descubrió Ortiz que con sus aptitudes podía ganar algún día el torneo y el prestigiado boleto de jugar el Masters, en Augusta National Golf Club, que se otorga al campeón. Al siguiente año, en la primera ronda hace un error en su tarjeta de score y es descalificado. En su tercer intento le es negado el triunfo cuando un putt para birdie en el hoyo final se rehúsa a caer y Toto Gana, de Chile, le arrebata el triunfo en el desempate. Un año después, yendo de líder a la ronda final, nuevamente le impiden el triunfo, esa vez fue Joaquín Neiman, también de Chile, quien al hacer 63 golpes en la ronda final le despoja del boleto que parecía tener en la bolsa.

Para rematar en su confianza, en la calificación para entrar al Web.com Tour (y hacerse profesional), jugada en otoño pasado, recibió otro trancazo al fallar en la segunda fase (de tres) y se quedó prácticamente sin un lugar para jugar de forma segura. El 2019 pintaba para ser un año perdido o nulo, pero había que tomar una decisión "lamentarse o hacer algo para cambiar el destino", Ortiz optó por lo segundo y la puerta que podía empujar a que le abriera camino era ganar el LAAC; le metió una preparación intensa (me consta porque lo veía en el Club entrenar a conciencia), se fue a República Dominicana decidido a traerse el primer lugar, y lo hizo dando una cátedra de madurez en el campo porque parecía que el triunfo se lo arrebataría el costarricense Luis Gagne cuando se calentó en la ronda final y se le adelantó con dos golpes al inicio de los nueve hoyos finales.

Ortiz salvó un valioso par en el nueve, al caminar al 10 tuvo esa platica interna "de amigo a amigo" y optó por ver el lado de la oportunidad, guardó la expresión de intensidad que suele mostrar y decidió jugar para ganar, los últimos nueve hoyos los hizo de forma excelsa al hacer águila al 12 y birdies en el 13, 17, y 18 para ganar por dos.

El triunfo y la meta lograda se han convertido en algo de muchísimo valor y en un atractivo para los torneos en todas las Giras grandes (PGA Tour y Web.com) porque ha demostrado ser un jugador con mucha actitud y mas aptitud. Jugar en el Masters será una experiencia soñada, pero con esa forma de tomar las duras lecciones del pasado y sobre todo la lección que se aprende al triunfar no dudo en que haga muy buen papel. Augusta National le acomodará a su potente juego, a que mueve la bola naturalmente de derecha a izquierda, y que pega con mucha altura sus fierros.

Hasta el próximo green
 
 
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