El color del cristal

Francisco Javier González
en CANCHA


No deja de llamar la atención lo que sucede en las conferencias de prensa.

Como cada quien habla de la feria como le va en ella, escuchar a Hernán Cristante y a Pepe Cardozo haría jurar que cada quien ocupó su silla después de dirigir partidos diferentes.

Si el balón más polémico en la breve historia del VAR en México entró a la puerta de Gudiño o no rebasó por completo la línea,

termina siendo un dogma de fe. Nadie puede asegurar ni una ni otra al cien por ciento.

El técnico del Toluca se queja del favoritismo a los grandes. Cardozo pide que no se demerite lo que ha logrado Chivas hasta ahora. Y tiene razón.

El Guadalajara, con más de treinta mil espectadores en su estadio, ha iniciado la reconciliación que algunos piensan firme.

Aunque es inicio de campaña, ligar cinco triunfos entre Liga y Copa sí es un motivo para creer.

Chivas sabe defender tan bien que no ha recibido gol hasta ahora y su cuota de solidaridad en el plantel para recuperar, correr y luchar es pareja como hace tiempo no se veía en sus filas.

Su calendario próximo invita a la confirmación con una salida a La Comarca Lagunera y otra a Aguascalientes, alternando partidos en casa contra Veracruz y Atlas, su primer Clásico del semestre.

Así, en un partido sumamente cerrado, sin espacios y que se podía definir como sucedió por un solo detalle, se rescata esa voluntad y solidez que defensivamente necesita todo equipo en transición de tres temporadas de naufragio a una de rescate.

Quien jugó mejor que el otro -es donde no coinciden los entrenadores- será lo de menos cuando lo de más es el resultado que pone a Chivas en primer lugar con marcha perfecta y a Toluca con asignaturas pendientes según el propio diagnóstico de su entrenador.

La garra y estamina que se vio en Guadalajara contrastó con lo ofrecido por Pumas en los últimos lances en que el Atlas le arrancó el empate y casi el triunfo.

Dos jugadas con dos hombres atacando y un solo jugador de campo defendiendo, debía ser cosa juzgada. Atlas estaba jugado tratando de rescatar el resultado.

En ambas, los Pumas perdonaron. Y fueron indolentes algunos de ellos para bajar a marcar. El resultado habla por sí mismo.

Dos de los peores equipos del torneo anterior fueron a CU a arrancar puntos.

Así sucede de repente, pero es imperdonable cuando la causa es el extravío de dinámica, de ese ADN que Pumas rescató el torneo pasado. Es algo que tardó mucho en ser rescatado y no hay derecho a tirarlo al agua.

Para tomar nota y remediar de inmediato en las canchas del Pedregal.

 
Twitter: @FJG_TD