Restaurar para vender

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


El próximo miércoles la Selección Mexicana se plantará en una cancha neozelandesa para recoger el 3 o 4 por ciento que le falta de su boleto rumbo a la Copa del Mundo de 2014.

Al jugar los segundos 90 minutos en Wellington, estos renovados tricolores tratarán de redondear con buen futbol la tarea realizada hace tres días en la cancha del Estadio Azteca, cuando obtuvieron ese 5-1 que en

realidad se quedó corto para reflejar la evidente distancia futbolística entre ambas escuadras.

Como esa distancia parece ser tan amplia como la geográfica, para fines prácticos podemos decir que el equipo mexicano ya está instalado en Brasil... a menos que lo del miércoles sea Rugby.

Claro que primero deberá cumplir con el trámite y clasificar de la mejor forma posible, lo más decorosamente que se pueda después del indecoroso desempeño que "al otro Tri" lo llevó al ¡cuarto lugar! de la débil y concakafkiana zona.

Pero ya cumplido ese trámite y obtenida la clasificación, lo que procede es no engañarse ni olvidar qué factores, circunstancias y decisiones pusieron al máximo representativo de nuestro futbol en tan vergonzosa tesitura; y trabajar en consecuencia.

Presentar el próximo 2 de diciembre, como lo tienen prometido, no sólo al director técnico encargado de conducir al equipo en el evento mundialista (seguramente más que presentación será una ratificación para Miguel Herrera), sino también un verdadero proyecto encaminado a otorgarle a la Selección las herramientas indispensables para aspirar a un digno desempeño y no simplemente a presentarse en canchas brasileñas.

Un proyecto encabezado por gente que sepa, con la mayor cantidad posible de auténticos partidos de preparación; no los que se juegan en Estados Unidos para sacar lana.

Si en última instancia lograron sacudir al equipo en la cancha, lo que falta es sacudir a nuestro futbol desde la parte alta de la pirámide, en donde se generan varias de las causas que inhiben su pleno desarrollo.

Reparar desde arriba para restaurar lo más que se pueda ese generoso producto de consumo llamado "Selección Mexicana", aunque sólo sea para venderlo mejor de aquí a junio.

¿Sabrán cómo?

 
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