El desesperado plan de disfrazar con la camiseta nacional a un combinado de América y León resultó todo un éxito.
Ayer, la ingenua Selección de Nueva Zelanda emuló a todos aquellos rivales que no hace muchos años caían rendidos pidiendo clemencia ante quien se autodenominaba "Gigante de la Concacaf".
El representante de Oceanía terminó siendo ingenuo, dócil, tácticamente repleto
de huecos entre sus líneas y con muy poco oxígeno para aguantar el ritmo de los mexicanos.
El resultado es tan contundente que sin ningún problema podríamos convocar a la selección del "Chepo" de la Torre para culminar la faena.
Prácticamente con el pase en la mano, México llegará a Brasil 2014 tarareando la estrofa de Los Beatles que dice: "Entramos por la ventana del baño".
Mientras, Miguel "Piojo" Herrera, junto a Ricardo Peláez, se empieza a ganar el dignísimo lugar de quienes descansan en la "Rotonda de los Hombres Ilustres" dentro del Panteón Civil de Dolores.
En tan sólo 92 minutos, Justino Compeán pasó del Infierno al Purgatorio. Los 29 días que vivió bajo la etiqueta de "traidor de la patria" se desvanecieron en la memoria de quienes recuperaron los jugosos ingresos que produce la Selección.
Ahora sólo resta cumplir con el trámite del partido en Wellington para salir a tomar por asalto el Ángel de la Independencia, bajo el siempre patriótico eslogan: "Sí se pudo, sí se pudo, sí se pudo".
Y como en el mundo nadie se queja por tener lo que no se merece, desgastarnos desmenuzando el vocablo "mérito", a estas alturas me parece estéril.
Posiblemente Villoro dedujo que el futbol es una extraña manera de aspirar a lo imposible. Tal vez después de ver aquel autogol que provocó Moisés Muñoz frente al Cruz Azul, mismo que a siete meses de distancia colocó a 10 americanistas y su irreflexivo entrenador como médula del conjunto que nos representará en el Mundial.
Si ese remate no termina en gol, ¿quién puede asegurar que los que ayer salieron en hombros de la cancha del Azteca fueran todos y cada uno de los mismos?
El siempre caprichoso futbol nos ha dado una verdadera bofetada por falta de humildad con un reintegro de perdón. ¿Habremos aprendido la lección? No creo.
PD: "El único animal capaz de reírse de sí mismo es el ser humano. No tiene ningún mérito, es el único que da motivos para ello". Jaume Perich.
Lo escrito, escrito está.
castillejos@elnorte.com