Desarrollo inhibido

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


La Selección Mexicana Sub 17 escribió ayer, en Dubai, otra brillante página en la historia de nuestro futbol.

Primero, durante 90 minutos, estos ejemplares tricolores de Raúl Gutiérrez mostraron su buen futbol para así equilibrar las cosas ante la poderosa escuadra brasileña. Y después, en una larga y dramática tanda de penales, con un nivel de ejecución que se ve muy de vez en cuando,

exhibieron la personalidad, la convicción y el desparpajo necesarios para instalarse en las Semifinales de este evento mundialista.

Un magnífico, memorable desempeño que por enésima ocasión obliga a plantearse ineludibles preguntas:
 
¿Qué pasa con los futbolistas mexicanos entre los 17 y los 22 años?, ¿Cuáles factores inhiben su cabal desarrollo y no les permiten llegar a su madurez en plenitud de condiciones?, ¿Cuándo adquieren los complejos que les impiden seguir jugando con esa soltura que manifiestan en su inicio?

¿Por qué compiten al tú por tú con sus similares jóvenes de otros lares y dejan de competir con esa misma eficiencia ya más grandecitos?, ¿Cuándo, cómo y por qué se va creando ese inquietante hueco en el desarrollo de los futbolistas mexicanos?

Evidentemente, una de las respuestas está en el deficiente seguimiento que se les da a estos jugadores en esa etapa.

Si en otros lados ese futbolista seleccionado de 17 años ya está listo para competir por un lugar en Primera División, en México resulta que no, que todavía le falta.

Como es más cómodo utilizar al extranjero maduro que apostar por el mexicano en ciernes, casi todos esos buenos futbolistas jóvenes terminan deambulando perdidos en ese complicado espacio, entre sus 17 y sus 22 años.

¿Y si se empezara por reducir las plazas por equipo para futbolistas extranjeros, por regular el asunto de los naturalizados que se ha convertido en una verdadera vacilada, y por trabajar mejor en la formación y seguimiento de los jugadores mexicanos desde las Fuerzas Básicas hasta su llegada a Primera División y consolidación en ella?

Sería un buen principio para propiciar el cabal desarrollo de futbolistas tan prometedores y competitivos como éstos que ayer escribieron en canchas árabes tan brillante página.

 
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