Caricia al aficionado

Javier Alarcón
en CANCHA


Una bocanada de aire fresco arrojó la mañana de ayer la Selección Sub 17 al vencer a Italia e instalarse en los Cuartos de Final del Mundial de la categoría en Emiratos Árabes Unidos.

Como todos sabemos, este equipo fue sacudido con extrema violencia por Nigeria en el partido inaugural. De ahí, al juego de ayer, hay una notable mejoría en lo futbolístico, pero sobretodo en lo

anímico.

Grandes habilidades tiene Raúl Gutiérrez, para en medio de esa licuadora hormonal en la que está convertido un joven de la edad, lograr que se hayan olvidado de esa pesadilla africana y hayan progresado a pasos grandes. No han dejado de sufrir en ninguno de los encuentros posteriores, pero han afinado con evidencias claras, el esfuerzo solidario, la repartición de los espacios, la profundidad, la atención defensiva, la claridad en las ideas, la toma de decisiones.

Enfrente está Brasil, el todopoderoso, pero a veces sorteable, como cuando Chucho Ramírez hace ya casi 10 años los apaleó en la Final de Perú 2005 para darle un cambio de mentalidad para siempre al jugador de barrio y colegio, de 8 años en adelante en aquella época.

En 1985, México perdió con Brasil 2-0, en el 2009 se les volvió a vencer 1-0. Esto es, con toda claridad, que no quiere decir que se esté venciendo a nadie antes de tiempo, el futbolista mexicano y el brasileño de esa edad, compiten sin ningún problema, física, táctica, técnica y mentalmente.

En medio de los latigazos por el papel tan pobre de la Mayor, son otra vez los chavos los que podrían sacarnos una sonrisa de ceja a ceja venciendo a Brasil, como en la Final de Londres. Y si ganan no desproporcionemos los elogios, que para eso, nos encargaremos todos pronto de hacerlos perder el piso.

Y si pierden, tampoco vaciemos nuestras amarguras acumuladas. Una gran oportunidad para proyectar chavos ha sido aprovechada por Raúl Gutiérrez. Que sirva el momento para tratar y pagar mejor a los formadores.

Ahí esta el futuro antes de los reflectores y el manejo insalubre de algunos promotores cuando los cadetes se vuelvan adultos.

 
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