Rebelión capitalina

Francisco Javier González
en CANCHA


Nadie puede negar que Cruz Azul llega con un vuelo impredecible a la última semana del torneo regular.

Con un invicto en casa que no le es nuevo por invicto sino por reciente. Aunque es la séptima vez en torneos cortos que no pierde un solo partido como anfitrión, viene de cuatro años con una sola Liguilla: durante ocho torneos, La Máquina se quedó fuera de la Fiesta en siete -y en el que

entró, fue eliminado por el América en Cuartos-, lo que fue casi insoportable para su afición.

Aunque está a un punto de amarrar el liderato de la Tabla, no lo puede dar por hecho porque pese a su gran campaña, América le respira desde cerca y con una mejor diferencia de goles, el calendario parecería más sencillo para las Águilas.

Visitar a Monarcas en plena carrera por un boleto -tal vez el último- suena más complejo que recibir al Veracruz, decepcionante por los cuatro costados.

Como fallar los pronósticos es lo más sencillo del mundo, no hablemos demasiado de ello. El deporte y la ilógica que tiene para conjugar sus verbos hace pocos millonarios cada semana en las quinielas precisamente por ello.

Ver a tres de los equipos capitalinos en los tres primeros sitios de la Tabla es noticia fuera de lo común.

Dos de ellos no se moverán más abajo de ahí por el enfrentamiento directo entre Pumas y Santos el domingo en CU. Hace muchos años que eso no se podía soñar en la Ciudad de México, que salvo por una serie final verdaderamente ilógica -otra vez la palabra constante- debería tener por lo menos una de las dos Finales del torneo jugándose en el Azteca o en Ciudad Universitaria.

Lo de Pumas es para resaltarse.

Durante el semestre hicieron trizas la mala racha de casi cuarenta años sin ganarle a las Chivas a domicilio y lo hicieron por partida doble tanto en la Copa como en la Liga.

Y ayer enfrentaron a un equipo bravísimo como es el Toluca y lo derrotaron en casa con merecimientos para ello en un duelo sordo de poder a poder.

Los Pumas son vistos con escepticismo por algún motivo. Será la costumbre de los últimos malos tiempos, ya superados esta campaña. O que ha tenido que ser rescatado de los últimos lugares en que habitó dos torneos al hilo hace poco tiempo.

Pero en una serie final cualquiera puede ser campeón. Estamos hablando del tercer lugar general que puede ser segundo todavía. Y esos equipos merecen respeto.

Santos Laguna, el campeón vigente, juega bien aunque mediáticamente no haga tanto ruido.

Pero ha hecho una gran campaña para refrendar la anterior en la que terminó dando la vuelta olímpica.

Pueden darse otros cambios pero el final de fotografía tendrá que esperar por la atractiva fecha FIFA que se avecina.

Inoportuna para la tribuna, es un alivio para los equipos de la Liga que tendrán la última oportunidad de un respiro antes de las batallas decisivas.

 
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