Se quedó el Cruz Azul con el título de Copa... y ahora va por el de Liga.
Ganó mucho al ganar, porque era más lo que hubiera perdido al perder. La ganancia como campeón es incuestionable, pero mayor hubiera sido la pérdida como subcampeón.
Pérdida que en esta ocasión absorbieron los Rayados, quienes ya deberían saber que no ha sido obra de la casualidad el sucumbir en varias
Finales. Si gran mérito tiene llegar a ellas, de poco sirve si al jugarlas se ofrecen, una y otra vez, actuaciones nada acordes con lo que está en juego.
Para el Cruz Azul, además de lo que este título de Campeón de Copa vale por sí mismo, está el magnífico impulso que haberlo obtenido representa de cara a la pelea por el otro, por el más importante, por ése que buscarán ambos equipos y seis más a partir de la última semana de noviembre.
Si ya se vislumbraban buenas probabilidades de éxito para los celestes en la búsqueda de ese título que no ganan desde diciembre de 1997, éstas se incrementaron con la victoria obtenida el miércoles, por más que haya sido en otro torneo.
¿Cruz Azul y Santos 18% cada uno, América y Toluca 15 y los faltantes 34 repartidos entre siete u ocho equipos más?
Aunque así de equilibradas lucen las cosas, cada cual incrementará sus propias probabilidades de éxito en la medida en que más parezca ansiar el título... y sepa jugar en consecuencia.
A final de cuentas, de lo que se trata en este juego es de salir a ganarlo todo; de ir, a tope, en pos de los más altos objetivos. Y si no pregúntenles al River Plate y al Boca Juniors, que gracias a esa mentalidad ganadora acaban de instalarse, para dirimirla en un doble enfrentamiento los sábados 10 y 24 de noviembre, en la más atractiva de las Finales de una Copa Libertadores que pueda verse.
Y ustedes, estimados lectores... ¿a quién le van y qué tanto sale a ganarlo todo el equipo al que siguen?
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