Azul feliz

Francisco Javier González
en CANCHA


El teclado espera que las yemas de los dedos le cuenten a la página en blanco algo del partido.

Pero cuando un duelo se alarga tanto y deja la decisión del ganador hasta el último penal, es imposible reportar algo congruente antes de esa ejecución.

No hay análisis que sea más importante que el resultado. Es imposible dar demasiado detalle, interpretación, sin saber quién

ganó.

Anoche, mientras el partido transcurría, las opiniones que se van formando en la cabeza rebotaban de un lado a otro.

Claro que Boselli, ídolo leonés, fue irresponsable. Arriesgó y perdió con ese brazo arriba que dejó a su equipo con uno menos a los 18 minutos.

Y luego, Cruz Azul encima. Improductivo pero encima.

La visita se defiende y parece justificado por lo que está en juego y por eso también, porque no está en casa. Uno se pone en el lugar del León y entiende que además la lesión de Aquino le había dañado la contención.

Y viene el gol esmeralda por un boquete en la central celeste y el mundo parece venírsele encima, aunque falta mucho tiempo.

La ineficacia se convierte en ataque de nervios. Cruz Azul se desespera, tira pelotazos de frente, fáciles para una defensa de nueve más el portero. Los fantasmas se empiezan a asomar por los túneles del vestidor.

Cambios de Caixinha para empujar todo lo que se puede. Para no dejar nada en el tintero.

Aldrete dispara en uno de esos intentos y con tanta gente en el camino -a veces eso es desventaja-, Montes desvía para dejar fuera de combate a Yarbrough. Llega el ansiado empate que no se modifica más pese a la persistencia azul.

Y entonces los penales.

El teclado se le queda viendo al que escribe. La redacción también. No entienden: ¿cómo adelantar siquiera una línea? ¿aún el esbozo del título de la columna?

Por la cabeza todo está condicionado.

No se puede decir que León hizo lo correcto si termina perdiendo. Ni que Cruz Azul no fracasó si no vence en los penales aunque haya intentado todo.

El aficionado pensará lo mismo en la tribuna, frente al televisor, donde se esté enterando.

Cualquiera falla. Si es un poco de moneda al aire. Pero sólo se falla un penal y es del León.

La Copa MX sigue su costumbre al definir en penales las fases de nocaut. Monterrey también avanzó así para recibir la próxima semana a Cruz Azul, ya merecedor por ello de los mejores epítetos.

Ahora sí podemos establecer un juicio. Porque aunque algunos analistas lo refutan, el resultado no es lo único pero si es lo más importante.

Y eso se traslada a la mente. Para La Máquina es diferente enfrentar al América ganando en la Copa que habiendo perdido.

El resultado es como el dinero. No asegura la felicidad pero si nos acerca a una cuadra de ella.

Ahora sí escribimos el título, aunque pudo ser todo lo contrario: Azul feliz.

 
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