La soledad y la honra

Francisco Javier González
en CANCHA


Estamos atentos a las voces discordantes, denunciantes, justicieras.

En todos los ámbitos, queremos la gran mayoría que paguen aquellos que cometieron faltas. Que la impunidad algún día sea una palabra que caiga en desuso.

Javier "Gato" Vargas fue portero de la Selección Mexicana en los Juegos Olímpicos del 68.

Cincuenta años después, declara a Pedro Antonio Flores que se

arrepienten varios jugadores de ese equipo de haberse dejado ganar por Bulgaria en la Semifinal y por Japón en el partido por la medalla de bronce.

El problema surgió, según el ex arquero atlista, de la inconformidad por las primas que había ofrecido la Federación Mexicana de Futbol. Añade, entre otras cosas, que Vicente Pereda falló a propósito un penal. ¡Qué revelación!

Las reacciones de varios de sus compañeros olímpicos fueron cotejadas de inmediato.

Héctor Pulido lo negó rotundamente, estimando que Vargas perdió la razón. Que jamás hubieran puesto en riesgo el orgullo de representar a México.

Juan Ignacio Basaguren coincidió, y con agudeza agregó que para ellos y para Nacho Trelles, técnico de aquel equipo, hubiera resultado inconcebible siquiera pensar que en un momento de posible gloria con el fervor nacional pendiente de ellos, hubieran perdido a propósito. Y que Javier decía eso seguramente porque era un mal portero.

Palabras más, palabras menos.

Lo dicho por Vargas es extemporáneo, pero de ninguna manera ha prescrito.

El dolor de aquel equipo abucheado por la derrota frente a Japón con un Estadio Azteca lleno es algo que se lleva hasta la tumba. Pero la honestidad y el prestigio también.

Jugaron mal, muy mal ese día. Pero eso es diferente a ser torcidos, a haber traicionado sus propias carreras profesionales y al público que creía en ellos por un simple asunto de primas.

No hubo un solo testimonio de los recabados por los medios que coincidiera con el del "Gato". Ninguna expresión al contestar que no mostrara sorpresa y enojo por la versión.

Es curioso como hay cierta preferencia para creer más en lo negativo. Que resulte mas fácil darle crédito al que acusa que al que ahora tendría que comprobar su inocencia cuando no hay una sola prueba en su contra.

Lo que sabe, piensa y dice Vargas tendrá una razón de ser que ignoramos, pero tenía que ser contrastado con aquellos que le rodeaban y hoy son señalados.

Vicente Pereda dijo que no habla de ese asunto; "Manolete" Hernández, que no se acuerda que haya sucedido nada de eso.

Otros no fueron localizados.

Al final, no se puede asegurar nada porque la verdad no se obtiene por mayoría de votos. Terminamos ejerciendo un dogma de fe.

Buscamos voces justicieras, pero también se necesitan pruebas o confesiones.

El "Gato" se quedó solo, como solos están siempre los porteros.

 
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