El miedo al cambio

José Pablo Coello
en CANCHA


El pasado domingo, Patriotas y Acereros ganaron sus duelos ante Jefes y Bengalíes en los últimos instantes para mantener vivas sus esperanzas de llegar lejos en los Playoffs. Ambos partidos, sin embargo, me llevaron a reflexionar lo complicado que resulta para algunos entrenadores en jefe veteranos, cambiar su forma de proceder para adaptarse a circunstancias extraordinarias.

Los Acereros

llegaron a tener tercera y dos desde la yarda seis de sus rivales, con tres puntos de ventaja y poco más de cuatro minutos en el reloj. En ese momento, Mike Tomlin tendría que haber tenido claro que su equipo necesitaba sacar siete puntos a como diera lugar. Una ventaja de 10 con tres minutos en el reloj habría sido prácticamente definitiva, mientras que un gol de campo le daría a Andy Dalton la posibilidad de darle la vuelta al partido. Pittsburgh había movido el balón con autoridad durante casi todo el partido, y conseguir un par de yardas en dos jugadas bien diseñadas, no parecía demasiado complicado.

Por otra parte, Tomlin tendría que haber considerado que ya en la primera mitad y con menos de 70 segundos en el reloj, los Bengalíes habían armado una ofensiva contundente para empatar el partido. Los Acereros fueron detenidos en tercera y patearon el gol de campo, lo que en efecto le permitió a Dalton montar una serie que le devolvió la ventaja a Cincinnati, tan solo un par de minutos después. El único pecado del equipo de Marvin Lewis fue dejar demasiado tiempo en el reloj, lo que permitió que Ben Roethlisberger armara una última ofensiva que, tras un costoso castigo en medio campo, abrió las puertas para la polémica anotación de Antonio Brown en los últimos segundos del tiempo regular.

En el esperado partido entre Nueva Inglaterra y Kansas City, la defensa de los Jefes nunca pudo forzar un despeje de sus rivales. Por lo tanto, creo que tras haber conseguido la anotación del empate a 40 puntos con poco más de tres minutos en el reloj, Andy Reid tendría que haber intentado una patada corta. Dicha opción le habría dado a Patrick Mahomes la oportunidad de ganar el partido con una última ofensiva en caso de haber sido exitosa, o bien, habría provocado que Tom Brady partiera de territorio enemigo con un ataque que difícilmente habría consumido los tres minutos que le quedaban al reloj. Con su estilo conservador y pragmático, Reid decidió ir a la segura, le entregó el balón a Brady y vio cómo su defensa fue incapaz de hacer el trabajo, permitiéndole a Stephen Gostkowski patear el gol de campo de la victoria en la última jugada del cuarto periodo.

Hace un año, Doug Pederson ganó el Super Bowl gracias a su estilo agresivo y diferente. Algunos entrenadores como Sean McVay han tomado nota, pero otros como Tomlin y Reid se niegan a cambiar, y creo que en el pecado llevarán la penitencia.

 
Twitter: @JosePabloCoello