En nuestro futbol no se requieren más de dos semanas para pasar de equipo invencible a equipo roto.
Y este fin de semana, las percepciones de quién será el futuro campeón del Apertura 2018, podrían tomar un rumbo definitivo.
Cruz Azul frente al Monterrey, Tigres contra América... Dos partidos con cuatro plantillas donde las figuras abundan. Creo que ni sumando a los mejores talentos
de los 14 clubes restantes se podría armar un cuadro superior a éstos.
Aunque tampoco debemos perder de vista que el momento futbolístico es importante. La fama de cualquier entrenador en el mundo, por ejemplo, invariablemente está supeditada al trance por el que atraviesan sus jugadores.
Si Gignac deja de producir en los últimos 20 metros, Edson Álvarez comienza a regalar balones en la salida, Elías Hernández cae en una racha de centros cortos o Nico Sánchez en un "slump" errando penales, la sensación de que Alonso, Herrera, Ferretti o Caixinha controlan los partidos como si estuvieran jugando en el Xbox, se desmorona.
Y los ejemplos a lo largo de la historia sobran.
¿Qué hubiera sido de la carrera de José Antonio Roca sin Carlos Reinoso? ¿O cuántos títulos hubiera ganado Raúl Cárdenas con Cruz Azul de 1970 a 1976 sin Miguel Marín? ¿O Vucetich sin Suazo? ¿O Zidane sin Cristiano Ronaldo? ¿O Guardiola sin Messi? ¿O Miguel Herrera hubiera sido campeón sin Christian Benítez?
Al finalizar uno de los mejores partidos que yo he visto en México en los últimos 10 años, el "Piojo" Herrera fue cuestionado por el penal que falló Matheus Uribe: Que si era el tirador asignado, que si no lo era. En fin.
Para la prensa, Herrera sacrificó a su jugador revelando la verdad. Y, efectivamente, Miguel tiene muchos defectos, igual que "Tuca" o Caixinha, pero también tienen cualidades que son las que realmente han soportado su condición de éxito.
En su etapa por Monterrey, Herrera le demostró al futbol mexicano que era un hombre capaz en la dirección técnica no obstante sus impulsos frente a los micrófonos.
Si bien es cierto que con Rayados perdió dos Finales y que en el análisis de estas derrotas sus señalamientos siempre fueron en dirección ajena a su trabajo, a Miguel siempre le reconozco que maneja los vestuarios como el mejor en este país.
Y a final de cuentas, ésa es su principal obligación, porque al señor se le contrata para darle identidad a sus equipos, para sacar lo mejor de cada uno de sus jugadores, para manejar los egos, para ganar partidos, para romper récords, para ganar títulos.
Todo esto lo hace extraordinariamente bien. Que no ejerce una autocrítica adecuada frente a las cámaras, sí, pero dentro de lo que se le pide como entrenador, para mí esto podría pasar a segundo plano.
Además, el "Piojo" no sería lo que es hoy si fuera perfecto. De hecho, sería muy aburrido, y sus equipos también.
Estoy seguro que Dios hizo un mundo en seis días, para contemplar sus imperfecciones lo más rápido posible, ¿no cree usted?
PD: "El hombre todo lo perfecciona en torno suyo; lo que no hace es perfeccionarse a sí mismo", Joan Karr.
Lo escrito, escrito está.
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