Una noche de copas

Francisco Javier González
en CANCHA


Hay tropiezos en torneos secundarios que pueden tener pésimos efectos en los principales.

Así, existe toda una tragedia en el Manchester United porque perdió ante un equipo de Segunda División su partido en Copa de la Liga inglesa.

La hazaña del Derby County, ausente los últimos diez años de la Premier League, ha puesto los nervios de punta a José Mourinho y sus huestes. Las grietas

internas se hacen más grandes por la derrota ante un rival aparentemente inofensivo.

Pero resulta que el Real Madrid y el Barcelona, en otro de esos extraños días, caen derrotados inesperadamente. La afición de ambos equipos -sobre todo el merengue- y los medios españoles empiezan a poner en duda la hegemonía de ambos en el curso vigente, con muchos meses por transcurrir.

Tan dolorosa es la caída del Barcelona frente al sotanero del torneo como la zarandeada del Sevilla, equipo de otro tamaño, al Real Madrid. Tres a cero es un marcador inaceptable en la "Casa Blanca". Ciertamente, estos fueron partidos de Liga que generan un efecto negativo mayor.

En nuestro país, lo que le sucedió al América fue semejante en tamaño a los casos citados.

Morder el polvo en el Azteca frente al valiente y ordenado Bravos de Juárez debió caer como bomba atómica en Coapa.

Las Águilas aspiran siempre a ganar los títulos de lo que esté en disputa y la Copa MX no era excepción. Se dibujaba en el calendario de los Cuartos de Final un Clásico entre América y Cruz Azul para jugarse después del nacional contra Chivas de este domingo y, por una serie de descuidos, el gozo se les fue al pozo.

Y ése es justamente el punto que sigue: la presión que pese a su buen lugar en la tabla se generó el América al perder contra un rival de división inferior. Los fantasmas aparecieron de la nada.

No tendría porque cundir el pánico en Coapa, pero en efecto hay torneos secundarios que le pegan a los más importantes.

Por falta de contundencia, América terminó sufriendo un partido frente a Morelia en que debió golear, y por eso mismo tuvo que rescatar de última hora su juego liguero en Puebla.

Pero lo de Juárez, sin demeritar a Gabriel Caballero que merece una oportunidad real en la Máxima Categoría, fue por falta de juego y concentración.

Herrera tiene que detener la espiral anímica antes de que se haga efectiva. Las Águilas tienen frente a si el Clásico en casa frente a unas Chivas que libraban buena batalla contra Pumas anoche en la misma Copa MX y necesitan confirmar que están de regreso.

Con el morbo, peso específico y expectativa que les corresponde, ambos llegan al Azteca con la tarea de animar la jornada.

Y también con la exigencia que sus camisetas tienen de levantar cabeza.

 
 
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