Agresiones al novato

Félix Fernández
en CANCHA


Sí, tal como lo han mencionado muchos ex futbolistas en medios de comunicación: los golpes o patadas de jugadores con jerarquía dentro de un plantel, hacia los novatos que destacan, son comunes y sí: son "cosas del futbol", como también nos encanta decir.

No está bien, no es lo correcto, no es la manera más acertada de "hacerse respetar" y sí, claro que debe ser sancionado por el director

técnico al momento. De inmediato me pasan por la cabeza varios eventos similares al de Marchesín, con el joven Arturo Sánchez, en la práctica del América esta semana. Digamos que es una especie de "derecho de piso" que incluso de manera constante se da en los partidos de Primeras y Segundas Divisiones en todo el mundo: golpear e intimidar al novato destacado.

Lo que observamos entre Marchesín y Sánchez fue, tal cual, una escena típica de esos acontecimientos: el novato presiona, se quiere hacer notar, en su afán de sacar la pelota al veterano, le golpea involuntariamente la pierna (en otros casos el joven realiza una jugada destacada que hace ver mal al de jerarquía). El titular se molesta, deja el balón a un lado y propina tremenda patada al juvenil, quien cae sobre el pasto, se soba pero en ningún momento reacciona, encara ni reclama... asume con resignación que no debe ni siquiera protestar.

Uno de los primeros casos que recuerdo se dio (justamente) con Miguel Herrera como protagonista, allá por 1989 durante un entrenamiento del Atlante y en un ejercicio de espacios reducidos: de un lado estaba el "Piojo" y del otro Luis Miguel Salvador. La dinámica los llevó a disputar jugadas constantemente y ambos iban con todo a cada balón, hasta que de pronto Herrera golpeó a Salvador en la cara, tras un encontronazo y ocasionando fractura de nariz para el entonces novato.

Años atrás un defensa central paraguayo golpeó al "Potro" Gutiérrez y éste tuvo que recibir varias puntadas... en otra ocasión Graniolati persiguió hasta el vestidor a un chico de la reserva por hacerle un túnel y, la más dolorosa para un servidor, fue aquella en la que La Volpe me ocasionó distensión de ligamentos en una rodilla por una entrada violenta, durante una de las primeras cascaritas "por el asado" que jugamos en la temporada 1988-89... poco antes ya me había dado un codazo en la cara por hacerle marcación personal.

Ninguna de las agresiones que he narrado tuvieron respuesta del agredido, fueron asumidas como parte del oficio que uno quería desempeñar, incluso si era necesario recibir golpes por hacer bien el trabajo.

Ninguna de esas agresiones tuvo incluso repercusiones en las relaciones personales entre unos y otros implicados. De hecho, con el tiempo, Herrera y Salvador se hicieron grandes amigos y bromeaban con el incidente.

Hoy difícilmente este tipo de conflictos pasan inadvertidos en un entrenamiento y mucho más si se trata del América. Nadie se asusta, pero el agresor debe estar consciente que su reacción le perjudica únicamente a él. Su director técnico, en conjunto con la directiva, deben estar convencidos que es necesario aplicar una sanción por llevar a cabo ese tipo de métodos de enseñanza poco pedagógicos, en un equipo de futbol que busca ser ejemplar. Sí, "son cosas del futbol", pero también esos acontecimientos "implícitos" deben tener las consecuencias precisas.

 
 
Twitter: @FELIXATLANTE12