Del plato a la boca...

Diego Silva
en CANCHA


Nunca tan bien aplicado un dicho para la situación que vive nuestra Selección.

Ya tenemos varios ejemplos recientes en donde dábamos por hecho el resultado del encuentro por jugar. Los resultados ya los conocemos. Los partidos se deben de jugar.

Panamá, país reconocido por facilitar el paso al comercio entre dos océanos, se convirtió en una piedrita en el zapato para los

aficionados mexicanos. Ahora, este país, podría ser el "canal" por donde pase nuestra esperanza de ir al Mundial.

Ya no quiero recordarles las posibilidades de pasar directo, de las combinaciones y demás; eso es pensar en futuro, no en presente.

Este presente ya llegó. Toda vez que un guerrero va a la guerra debe de saber tres cosas primordiales: ¿quién es mi enemigo?, ¿en dónde voy a luchar?, y ¿cuáles son nuestras armas? Si no sabemos eso, ya conocemos los resultados.

Ellos sí saben contra quién pelean, dónde va a ser la lucha y ya nos ganaron.

La pregunta sería, ¿sabremos quiénes son ellos, en dónde vamos a pelear y con qué armas les vamos a ganar? No lo sé.

Los guerreros mexicanos son casi los mismos. Se les suman otros y posiblemente no traigan la carga emocional de la otra batalla. Eso me tranquiliza un poco.

Mandamos llamar a otros soldados buscando un golpe anímico. Intentamos con esto que nuestro enemigo tenga memoria de los pasados victoriosos de los nuevos guerreros y con ello pueda jugar en su mente este duende.

Antes, el golpe escénico que provocaba el Estadio Azteca era mortal, ahora, de lo que te mata es de risa.

Nuestro nuevo comandante en jefe sabe. La cuestión es saber si lo puede contagiar.

Hoy no sólo nos jugamos las vacaciones y la felicidad de muchos, se juega con el dinero de los patrocinadores y de los organizadores.

Hoy, se juega "el partido". Ya no cuentan los 500 pasados, ni los 20 logros conseguidos, ni los 30 fracasos asimilados.

Lo más importante, según mi manera de ver las cosas, es la diversión. No se enojen: la diversión no va en contra de la obligación y la seriedad que le pongan a las cosas. Es sólo un estado de ánimo que genera bienestar.

No se puede pensar en la consecuencia del resultado. Lo único que se debe de hacer hoy es recordar la cantidad de cosas buenas que te dio, te da y y te dará el futbol; a cuántos haz hecho, haces y harás felices con tu buen desempeño; cuántas cosas llegaron, llegan y llegarán si se juega por lo que más has querido, quieres y querrás: tu familia.

Claro que debo de evocar al espíritu nacionalista, entender que representan a un país y por ello, obligado será hacerlo con respeto y amor.

Sólo es un partido de futbol, no es cuestión de seguridad nacional, ni de ello depende que se acabe la desigualdad en nuestra sociedad, ni que se acabe la violencia ni los plantones ni las reformas, pero le aseguro, que la vida es más bonita con futbol.

 
@jugadaviril
 
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