Nombres y renombres

Francisco Javier González
en CANCHA


El futbol mexicano se roza con algunos nombres ilustres en las últimas horas.

Uno de ellos, el de Luis Suárez. Un fuera de serie.

A las buenas intenciones del Tri del Tuca -segunda época, capítulo uno- se opuso un equipo hecho y derecho que terminó haciéndole mucho daño.

Jugar en equipos como el Ajax, el Liverpool y el Barcelona en una progresión cada vez mas cercana a la

excelencia y destacar en todos ellos significa algo: que se ha jugado al lado de los mejores y contra los mejores.

Suárez es uno de esos futbolistas que quisiera fabricar y tener el futbol mexicano. Son de los que deciden los partidos importantes; los que meten goles y no se quedan en la anécdota de la gran atajada del arquero de enfrente o del disparo al poste.

México ha tenido épocas en que ha jugado muy bien. Nos ha dejado grato sabor en varios pasajes de su nutrida historia. Cada quien tendrá su etapa favorita.

Pero la historia es parecida en su conclusión siempre: faltó ese hombre que hiciera la diferencia y definiera a favor.

En un buen día, se le puede ganar a cualquiera porque así es el deporte. Pero tampoco hay demasiados secretos: suele ganar el que es mejor y para tener ese tipo de jugadores, hay que hacerles medirse a lo mas granado posible de manera regular.

La actuación de Luis Suárez y en general de Uruguay que no lució un futbol tan bonito como México lo tuvo en lapsos -pero ganó con diferencia y ese es el nombre del juego- deja esa lección. A ganar, se aprende andando con lobos.

Otro nombre con el que el futbol mexicano conjuga sus verbos en estos días es el de Diego Armando Maradona.

El nuevo técnico de Dorados de Sinaloa causa furor. Su poder mediático está intacto por todo lo que regaló en la cancha durante una carrera tan portentosa como accidentada.

Hundido después en varios episodios tristes, Diego vive hoy una realidad: no ha podido tener una trayectoria ascendente como técnico. Todo lo contrario.

El esfuerzo de Dorados para contratarlo se aplaude y tendrá un objetivo más allá del impacto en los medios de comunicación. Dorados quiere reaccionar, necesita un impulso en su lúgubre actualidad deportiva y ya hará cuentas semana a semana con Diego.

El mejor deseo es que logre reivindicarse. Que si México fue su lugar de gloria como futbolista campeón del mundo, lo sea ahora con el relanzamiento de una persona, un entrenador y un profesional del futbol al que la vida, la fama, los aduladores y los reflectores tan intensos que atrajo le pasaron gran factura.

Sólo así tendrá sentido su regreso a nuestro país.

 
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