Se aproxima la fecha FIFA más incómoda para las Selecciones: la primera después de un Mundial.
Los equipos dieron vuelta a la página y no saben cómo empezar a escribir la que sigue. En algunos casos no hay técnico y tienen que recurrir a un interino. En otros, lo extenuante de Rusia 2018 no ha permitido el descanso suficiente y el inicio de las ligas en Europa consume tal energía que es
incómodo pensar en desprenderse de jugadores para iniciar el ciclo que culminará en el lejano Qatar 2022.
Pero como la vida continúa, hay que verlo con otros ojos: es el momento de una nueva etapa que también tiene su atractivo.
Para México, enfrentar a Uruguay siempre es un buen reto: es un adversario contra el que cualquiera sufre hasta cuando le gana porque es duro, tiene jugadores de mucha clase y jamás regala nada.
Y Estados Unidos tiene ese imán que desde hace veinte años nos atrae: hay un pique inmenso. No hay derrota más dolorosa que ante los primos, en plena reconstrucción después de la debacle que los dejó fuera del Mundial.
Con los inconvenientes citados, el Tri confía sus próximas tareas a un técnico interino bien amado precisamente por su temporalidad y a una lista de jugadores que, en algunos casos, vestirá por primera vez la camiseta verde.
Qué tanto podrán pelear el puesto estos frescos personajes con un entrenador que no será el del proceso y a falta de varios consagrados que no fueron llamados, lo dirán sus actuaciones. Deberán jugar su turno de la mejor manera y ratificando en sus clubes la justificación del llamado semana a semana.
Hoy sólo inician algo que muchos prueban sólo por un tiempo. Pocos son los que resisten la tentación, siendo tan inexpertos, de subirse al ladrillo y marearse al segundo autógrafo.
Nuestro futbol tiene, sin embargo, una reciente peculiaridad: cada día se debuta más joven, cada vez vemos más futbolistas emigran y se invierte más dinero en la formación competitiva desde fuerzas básicas.
Esa es la esperanza: que los casi adolescentes que Ferretti está llamando, sean el inicio de una renovada etapa tricolor en la que los puestos sean más competidos y más meritoriamente ganados.
De inicio parece excesiva novedad, mucho remiendo. Seis jugadores de veinte años para abajo suenan a muchos dientes de leche, pero la innegable oportunidad que les están dando habrá de probar sus facultades.
Esta nueva página se escribirá con curiosidad y riesgo ante esos dos rivales que dicen cosas.
En Tuca confiamos.
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