El negrito en el arroz

José Pablo Coello
en CANCHA


La NFL ha hecho un trabajo formidable para mantener la atención de los aficionados en los meses en los que los que la Liga no tiene actividad. Así, el período de agencia libre, el "scouting combine" de Indianapolis, el lanzamiento del calendario de juegos y el reclutamiento colegial se han convertido todos, en eventos que reciben una enorme cobertura mediática y que ayudan a los fanáticos a

combatir el largo período de abstinencia entre el final del Súper Tazón y el inicio de la pretemporada.

La espera termina, año con año, con el Juego del Salón de la Fama. Con este enfrentamiento no solamente se pone en marcha la pretemporada, sino que también se abren las puertas del recinto de los inmortales para algunos de los mejores jugadores de la historia, otro de los momentos estelares de la "temporada baja".

Y aunque es cierto, que, tras seis meses sin tener la oportunidad de ver actividad dentro del emparrillado, son decenas de miles de fanáticos los que encuentran "consuelo" en los enfrentamientos de pretemporada, es evidente que lo que acontece en estos duelos es un "espectáculo" muy poco atractivo.

De entrada, y esto no es algo nuevo, los rosters están plagados de jugadores que no tienen si quiera el nivel para ganarse un lugar en la escuadra de prácticas. Sin embargo, son cada vez menos los entrenadores que están dispuestos a arriesgarse a que una de sus figuras sufra una lesión en un partido intrascendente, lo cual multiplica el tiempo que jugadores de "medio pelo" pasan dentro del terreno de juego, reduciendo notablemente el nivel competitivo de los partidos en cuestión.

Además, está claro que, para los grandes protagonistas de cada uno de los 32 equipos, este período es simplemente un compás de espera, en el que no vale la pena arriesgar de más. Sin ir más lejos, Todd Gurley, que no jugará sino hasta que se ponga en marcha la campaña regular, declaró públicamente que no ver acción en la pretemporada era el sueño de cualquier jugador.

Más allá de los niveles de audiencia en la televisión y de las cifras de asistencia a los estadios, la NFL tendría que entender que la pretemporada, tal como está concebida actualmente, le está restando credibilidad y valor a su producto. Y pienso que así como han conseguido mantenerse vigentes durante todo el año gracias a una brillante estrategia de mercadotecnia y difusión, también deberían preocuparse por encontrar la forma de que estas cuatro semanas fueran aprovechadas de mejor manera, sin poner en riesgo el prestigio y el valor de la marca.

 
twitter: @JosePabloCoello