Partidos que hacen bien

Francisco Javier González
en CANCHA


La última impresión es la que cambia todo. Suele ser canjeada por las sensaciones previas porque es la primera que recordamos; la escena que se queda en la memoria.

Por eso, Pumas dejó ir en el último minuto una brava victoria sobre el América en la cancha del Azteca. Se le escapó la gloria que además de restablecer el orgullo, reporta puntos y mejora la posición en la Tabla. Se le fue

entre los dedos ese impulso anímico que haría mejor los entrenamientos de la semana, los llenaría de sonrisas y permitiría empezar la escalada a los primeros sitios. Sucedió en un segundo.

Para las Águilas, todo lo contrario.

Tuvo un partido lleno de distracciones, empezando a los 17 segundos de arrancar el duelo cuando recibió el primer gol. Y luego, la colección de pases equivocados, de juego colectivo desconcertante, de balones que encontraban en el mejor de los casos la línea de banda que el pie de un compañero y los botines del adversario en el peor.

Las expulsiones, la polémica arbitral, los calentones entre uno y otro bando son parte de un partido de estos. América estaba a punto de caer con todas las circunstancias en contra y dos hombres menos en la cancha cuando se produjo el golpe final.

El empate americanista convirtió una actuación deficiente en un capítulo épico. El remate postrer, el empate con sabor a victoria que se gritó desde la agonía en plena lluvia, en efecto cambió el enfoque porque aunque algunos dicen que en el futbol no hay que fijarse solamente en el resultado, es lo que mas vale de él.

Tener a Miguel Herrera en la banca, que caiga una tormenta sobre el campo y anotar un gol de último minuto en un clásico, hacen recordar al americanismo una de las noches mas gozosas de sus últimos tiempos: la del título contra Cruz Azul y la gesta de Moisés Muñoz, hoy en sus últimos instantes como futbolista activo.

Cuando las historias se repiten con tantos factores en común, sirven para alimentar la leyenda, las creencias urbanas y hasta los condicionamientos.

Porque es verdad que el América rescató lo perdido y Pumas lo dejó escapar, con todo y el drama de la aparatosa lesión de Arribas, su caudillo ausente en el instante crucial.

Y así se teje la trama.

Vendrá en cada campamento el análisis futbolístico, los encargados de hacerlo en los medios se ocuparán de ello y se aprenderán las lecciones correspondientes.

Pero la otra forma de contar las cosas que es la de memoria, se alimentará de la épica de una batalla sin cuartel que terminó empatada con todos los matices que contuvo.

El partido del sábado en el Azteca es de los que se mantendrán vivos mucho tiempo. De los que entregaron tantas cosas pese a sus deficiencias técnicas, que le hacen bien al futbol.

 
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