En esta cabalística Jornada 13, Rayados y Tigres han coincidido en muchas cosas y no sólo en el resultado final de 2-1 en contra.
La caída de ambos equipos regios, sin ni siquiera haber metido las manos, los mantiene navegando por el mar de la falsa ilusión de clasificar sin jugar bien al futbol y muy cerca del infierno de la eliminación.
Es prácticamente imposible querer estar
entre los mejores de la Liga con la insistente limitante de no profundizar sus avances y no tener variantes en su forma de jugar. En eso también coinciden albiazules y auriazules.
Lo de Monterrey fue desesperante. Ver a los jugadores ceder la iniciativa al peor equipo de la Liga era inexplicable e inadmisible, si tomamos en cuenta las abismales diferencias que hay entre los dos planteles.
Parecía que los papeles estaban invertidos: el supuestamente mejor se veía acobardado y estaba jugando al contragolpe, y el claramente peor proponiendo, con todo y sus carencias, y haciendo un juego ofensivo.
En esta ocasión, el futbol fue justo, ganó el que más quiso y más arriesgó.
FALTAN VARIANTES
Los Tigres volvieron a tener, en el primer tiempo, una inútil posesión de la pelota que lamentablemente ha hipnotizado sólo a sus seguidores, pero no a sus rivales.
La falta de variantes en Tigres me hace pensar que el "Tuca" ha tratado de perfeccionar un sistema y se ha olvidado de practicar diferentes métodos para no convertirse en un equipo predecible. Otra coincidencia con el Monterrey que cree que a base de pelotazos a Madrigal seguirá salvando partidos.
Y siguiendo con las coincidencias, Tigres jugó ambos tiempos del encuentro con 10 jugadores, ya que Lucas Lobos no estuvo en el primer tiempo, el "Gringo" Torres no estuvo en el segundo, mientras que el "Chupete" no estuvo en Cancún.
Con todo y un mal futbol, el Monterrey contó con la colaboración del Atlante y pudo haberse puesto arriba 2-0 en el marcador, pero al igual que Enrique Palos, Neri Cardozo se equivocó horriblemente al tener el marco vacío y disparó al poste.
Basanta volvió a fallar y fue apoyado en su error por Leobardo López, mientras que Enrique Palos, con sus errores, le pide a gritos al "Tuca" que lo saque del equipo, y Pizarro, que no lo meta.
Con esa cantidad de errores, falta de ambición, inventos ilógicos, desconfianza, desorden y falta de creatividad, ver a ambos equipos regios al borde de un rotundo fracaso desafortunadamente no es mera coincidencia, ya es una realidad.
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