Jornada tras jornada sigue siendo la inconsistencia el común denominador en el desempeño de los equipos mexicanos.
Después de la 11 se mencionaban el América, el León y el Morelia como los más consistentes, los que mejor juegan, y en la 12 los tres ofrecieron flojas actuaciones aunque en el caso de los americanistas dicha actuación haya sido suficiente para rescatar la victoria en
Veracruz.
El Monterrey juega un gran partido y vence a domicilio al Morelia, para ser vencido en su cancha a la semana siguiente por los Pumas, que venían de perder ante el Atlante, que después fue goleado por el Toluca.
En todos esos y en muchos casos más, al margen de ganar o perder está la evidente disparidad en cuanto a la calidad del futbol ofrecido.
La mayoría de los competidores, siempre con las dos o tres honrosas excepciones, son incapaces de garantizar un mínimo de rendimiento entre partido y partido, ya no digamos entre torneo y torneo.
La inconsistencia es la regla, la irregularidad es la norma.
Incluso dentro de un mismo partido los equipos acostumbran ofrecer 30 magníficos minutos, 30 de medio pelo y 30 francamente desastrosos.
El América, el León, el Santos-Laguna y los Jaguares son en esta ocasión lo más cercano a la consistencia, el Morelia parece ir a la baja en su desempeño, el Toluca dibuja una franca tendencia ascendente, y casi todos los demás transitan dando tumbos y entre incomprensibles altibajos en su desenvolvimiento.
Cosas de la consistente irregularidad y de la regular inconsistencia que desde siempre han prevalecido en nuestro futbol.
Cuestión de una deficiente cultura deportiva, de falta de profesionalismo, de improvisación en los distintos niveles... o de todo eso y algo más.
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