¿Qué pasa por la cabeza de Carlos Vela?
Una autoestima que le hace suponer que todos los sinsabores y resentimientos de quienes le nominan incansablemente se tendrán que esfumar, producto de un incremento en su nivel de juego que lo haría necesario en el Tri dentro de algunos meses, o la absoluta indiferencia sobre lo que le significa un Mundial respecto a sus evidentes esfuerzos por
consolidarse a costa de todo, incluso de su propio representativo nacional, en la Real Sociedad.
¿Qué hubiera pasado con Vela de haber hecho los continuos viajes de otros?
No estaría como Andrés Guardado en este momento, que ni aquí ni allá. Por supuesto que no lo justifico, creo que se ha excedido en el número de veces como para pensar que la Selección tiene para él, algún valor.
El tema es si la Selección podría darle en el futuro inmediato esa dosis de desprecio. No lo sé, pero es divertido jugar con los escenarios. La crítica especializada y los aficionados suelen ser implacables: o vienes o eres un traidor y mereces la horca. Un tema muy sobado para los partidos de México en el Distrito Federal tiene que ver con los efectos que sufren los visitantes con la altitud de la Capital. Idénticas condiciones que merman la capacidad de respuesta de Giovani dos Santos, Javier Hernández, Vela o Guardado cada vez que cruzan el charco, hacen dos escalas para terminar viajando un día y provenientes de ciudades muy "bajas".
¿Cómo pedirles que rindan de la misma forma?
Es imposible. Les pasa lo que a las ex víctimas que nos visitaban. Por eso hace todo el sentido utilizar a los que están en el más alto ritmo de competencia y si vienen de ciudades con altura, que mejor.
Eduardo Hernández, representante de Vela y muy hábil y capaz para manejar entornos, debería decirle que se le está pasando la mano. O la rompe por allá para callar todas las bocas, o su próxima vez con la Selección Nacional puede ser una experiencia muy amarga.
Es el momento justo para ampliar la calidad de los argumentos y socializarlos. No está de más, que el jugador se explique con un poco mas de extensión. "Que no venga nunca más", se me hace una expresión desproporcionada. "Que explique qué ocurre, y entonces será bienvenido", es una expresión que abona más a construir pese a que se esté en el terreno de la crítica.
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