Javier, el egipcio

Francisco Javier González
en CANCHA


Es como un animal extrañe en el ambiente mexicano porque los de su oficio no se aventuraron a salir de casa como lo hizo él.

Seguramente no es únicamente por falta de voluntad sino también por falta de ofertas, de mercado y de cartel.

Pero ver a Javier Aguirre a punto de ser presentado como nuevo técnico de la Selección de Egipto lo hace más peculiar todavía: si Nacho Trelles a los

102 años de edad recién cumplidos es el sabio del futbol mexicano, Aguirre es su máximo aventurero.

El vasco esperaba una reto que valiera la pena para continuar su carrera como director técnico. Una Selección con aspiraciones era uno de los escenarios atractivos y sin duda que los faraones cumplen con ello.

Egipto es el país con más copas africanas ganadas y habiendo clasificado al Mundial de Rusia con su máxima estrella lastimada, relanza sus aspiraciones. Pese a sus triunfos continentales, tuvo que esperar 28 años porque algún maleficio le suele seguir en las Eliminatorias Mundialistas. Con Javier Aguirre y un contrato hasta Qatar 2022, hace su apuesta en el mexicano, que sustituye a Héctor Cúper.

Como una golondrina no hace verano, Aguirre no ha podido darle prestigio al mercado de técnicos mexicanos hacia el exterior.

Los promotores no los tienen en sus carteras, los grandes congresos del mundo no los cuentan entre sus invitados y las grandes publicaciones europeas jamás los entrevistan. Pese al valor que tiene la trayectoria de Javier en bancas extranjeras, ha hecho falta que más gente de su profesión sea exportada al Viejo Continente.

Las desventajas que tienen los colegas de Aguirre les ha impedido seguir sus pasos. Javier ha estado solo en esa labor involuntaria de abrir brecha. Si los holandeses, alemanes, balcánicos, argentinos y colombianos han logrado en diferentes niveles ser exportadores de estrategas, en el mundo no hay ninguna asociación de ideas con los entrenadores mexicanos.

Eso incrementa el valor de Aguirre, injustamente calificado por muchos debido al asunto que se reabrirá pronto sobre un partido arreglado en España en el que lo han involucrado. Y resulta injusto porque no se le ha comprobado nada, igual que a muchas otras personas señaladas. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

Para trabajar en el extranjero hay que renunciar a las raíces y a la tierra. Implica tomar riesgos, salir del círculo de confort y como en el caso de Aguirre, adaptarse a diferentes formas de vida.

No es una noticia menor que un técnico mexicano tome a una Selección nacional que en su continente es relevante.

Nadie más que él lo ha logrado.

 
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