¿Tormenta perfecta?

José Pablo Coello
en CANCHA


La próxima temporada presenta una serie de retos importantes para la NFL.

Como lo comenté brevemente en mi colaboración anterior, los niveles de audiencia y la asistencia a los estadios ha ido disminuyendo de forma continua en campañas recientes. Sin embargo, hay un tema adicional del que poco se ha hablado y que podría convertirse en un dolor de cabeza de difícil

solución.

Preocupados por la mala imagen que genera en la opinión pública el elevado número de jugadores conmocionados y lesionados, los dueños modificaron dos reglas que buscan reducir dicho fenómeno.

A partir de este año, cualquier jugador que utilice la corona del casco para iniciar contacto con un rival, será castigado con 15 yardas y pudiera incluso ser expulsado.

Por otra parte, las reglas para aquellos que forman parte de los equipos especiales en las patadas de salida también han cambiado, buscando reducir la cantidad y la magnitud de los golpes entre atletas que chocan a altas velocidades.

Finalmente, y luego de una larga lista de decisiones controversiales en temporadas recientes, la definición de lo que es un pase completo se ha modificado para retirar el requisito indispensable de mantener la posesión del balón en el proceso de caída al terreno de juego, siempre y cuando el receptor cumpla con ciertos requisitos adicionales.

En circunstancias normales, es evidente que estas tres novedades representan una dificultad adicional para el trabajo de los oficiales que tendrán que adaptarse a los cambios y aprender a tomar decisiones radicalmente distintas a las de años anteriores. Es cierto que los jugadores y entrenadores también tendrán que hacer su parte, pero las equivocaciones que serán juzgadas más severamente serán las de las "cebras".

Sin embargo, la situación se complica aún más si tomamos en cuenta que recientemente se retiraron cuatro referees veteranos, obligando a la NFL a promover a oficiales jóvenes y sin demasiada experiencia.

Sin la presencia de Gene Steratore, Ed Hochuli, Jeff Triplette, y el controvertido Terry McAulay, y con tres modificaciones tan radicales al libro de reglas, Al Riveron y su equipo tendrán que ser muy eficientes para que el trabajo arbitral esté a la altura de las expectativas cuando se ponga en marcha el calendario regular.

Es cierto que los errores de los oficiales son parte del juego y que la repetición instantánea limita el impacto que estos pueden tener en el resultado. Sin embargo, hay una serie de factores coyunturales que pudieran generar malestar y confusión en los aficionados que, cuando se trata de su equipo, suelen tener muy poca tolerancia ante las equivocaciones arbitrales.

 
Twitter: @JosePabloCoello