Negocio seguro

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Se juega ya la segunda jornada del peculiar torneo de Liga del futbol mexicano.

Para no variarle mucho, como principales aspirantes al título en esta incipiente competencia parecen estar apuntados los Tigres, América, Cruz Azul y Monterrey.

Con otros cuatro, Pachuca, Santos, Toluca y Xolos, dispuestos a colarse por cualquier espacio que dejen disponible los aparentemente más

poderosos.

Y con los demás equipos, los 10 restantes, más o menos supeditados no tanto al propio potencial como a las bondades de un generoso sistema de competencia dispuesto a permitirle a cualquiera soñar con cualquier cosa.

Así, como cada 6 meses, las esperanzas se renuevan y la mediocridad campea.

Para los Pumas, la Liguilla sería sorpresa, para las Chivas milagro, y para varios equipos un alivio la posibilidad de eludir el descenso en la mesa si no hay capacidad para eludirlo en la cancha.

Por lo pronto, prosigue la sui géneris Liga MX después de que ya oficialmente los inefables federativos realizaron en su estructura y organigrama los cambios necesarios para que todo siga igual.

Una Federación Mexicana de Futbol que ahora presidirá Yon de Luisa simple y sencillamente como nuevo Decio.

El principal objetivo de los flamantes federativos, como el de todos los anteriores, sigue siendo irrenunciable: ganar lana.

Y como es conseguida esa lana en ingentes cantidades, no hay nada qué moverle al futbol mexicano.

Pasan a segundo término el rezago deportivo, el vergonzoso fracaso centroamericano, el evidente retroceso en la reciente Copa del Mundo, los permanentes frenos aplicados al ansiado progreso de nuestro balompié: el reducido espacio disponible para el desarrollo y florecimiento de jugadores mexicanos, el desinterés por forjarlos, la prevalencia de un sistema de competencia promotor de la mediocridad e inhibidor de la búsqueda de la excelencia.

Mientras siga siendo un negociazo... ¿para qué moverle?

 
 
Twitter: @rgomezjunco