Bajo la sombra de Trump

José Pablo Coello
en CANCHA


La NFL sigue acorralada.

Por un lado están los jugadores y el sindicato que, con justa razón, se niegan a aceptar la voluntad de los dueños y del comisionado. Y, por el otro, el presidente de los Estados Unidos, que, si bien tiene asuntos más importantes que atender, ha encontrado en sus constantes ataques a la liga y a sus integrantes, una ruta para mejorar sus raquíticos índices de

aprobación.

En suma, la polémica por las protestas durante la ceremonia del himno nacional ha pasado de ser un detalle anecdótico a uno de los problemas de relaciones públicas más importantes que ha tenido que enfrentar Roger Goodell desde su llegada al poder hace casi 12 años. Y en buena medida, este es un conflicto que Goodell y sus asesores han manejado con torpeza y menosprecio dejándolo crecer, aunque está claro que algunos de los dueños han puesto de su parte para agudizar la confrontación.

Por lo pronto, la liga se ha visto obligada a retomar conversaciones con el sindicato para tratar de encontrar una solución pacífica y, sobre todo, consensada a esta crisis.

Los dueños, presionados por las declaraciones públicas de Trump que agitaron y mal informaron a buena parte de la base de aficionados conservadores, concluyeron que no querían protestas visibles en el campo de juego durante la ceremonia del himno.

Y puede ser que desde un punto de vista estrictamente económico tengan razón al prohibirlas y amenazar con suspensiones y multas. Sin embargo, los jugadores se sintieron agraviados e ignorados y más de uno declaró estar dispuesto a perder parte de su sueldo con tal de defender uno de los derechos más básicos establecidos en cualquier constitución democrática.

La NFL sigue siendo la organización deportiva más poderosa y exitosa del mundo. Hace apenas unos días, 29 de sus 32 equipos aparecieron dentro de la lista de Forbes de las 50 franquicias deportivas más valiosas. Sin embargo, la oferta de entretenimiento es cada vez más diversa y el entorno competitivo obliga a cualquier jugador en la industria a mantenerse alerta de los riesgos que puedan amenazar su posición de privilegio.

Así las cosas, cuando los ratings de televisión siguen cayendo y la asistencia a los estadios también ha disminuido, el comisionado y los dueños tendrían que escoger muy bien sus batallas y buscar una salida inteligente a esta confrontación.

Aunque a decir verdad, mientras Trump se mantenga en la presidencia, no parece haber una solución sencilla a la vista.

 
Twitter: @JosePabloCoello