Si Pumas o Chivas remediarían su mala temporada ganando la Copa es relativo.
Los equipos en crisis -que es lo que sigue a una mala racha- no la alivian con algunos buenos resultados. Lo harán con un cambio en su desempeño. Y para ello no hay que hacer magia, sino revisar cada uno de los engranajes que lo constituyen.
Hablando de Chivas, Pumas, Pachuca, Atlas y Atlante, se puede
hacer un ejercicio en el que revisemos la calificación que tienen en cuatro rubros diferentes.
El primero es su economía. ¿Hay dinero o no? ¿Existe una cartera suficiente para tener buen plantel, retener a los elementos valiosos y contratar a lo que valga la pena de otros equipos?
El segundo es la directiva. ¿Es consistente? ¿Hay un mando claro o este se difumina entre un mar de opiniones? ¿Cuánta gente mete mano en la gestión e influye en las decisiones importantes? Haya tomado decisiones equivocadas como sucede con todos los equipos mencionados porque de lo contrario no estarían en crisis, o las haya empezado a corregir, es más sencillo remediar cuando no hay que convencer a una multitud, sino a unos cuantos responsables del equipo.
El tercero es el director técnico. ¿Obedece a un perfil claro? ¿Se da el tiempo suficiente para que el plantel reciba la información que requiere y tenga oportunidad de plasmarlo en la cancha? ¿Se tiene claro lo que se busca o se brinca de un estilo a otro, de una corriente futbolística a otra?
Por supuesto que sigue el plantel de jugadores. Debe estar equilibrado, tener calidad y consistencia, elementos que establezcan una real competencia interna por los puestos para que juegue el mejor y solidaridad entre quienes lo hacen y los que ven los partidos desde la banca.
Usted puede calificar de acuerdo a este criterio con mucha facilidad a cada equipo. Hay otros factores que tienen influencia, pero a grandes rasgos los apuntados pueden hacer saltar un indicador.
Así por ejemplo, en Atlas no hay dinero, deciden varias personas, el técnico sin embargo goza de cierta estabilidad en los últimos torneos y el plantel tiene una calidad que no es despreciable.
En Pumas, la directiva parece lejana, no hay demasiados recursos, el técnico cambia con casi tanta frecuencia como la dirección deportiva y el plantel es flojo: carece de competencia interna que obligue a superarse a los habitualmente titulares. Aunque fallen, no hay otros.
Pachuca tiene buen capital, una directiva estable y congruente, deseos de no cambiar al técnico salvo que no haya remedio y un plantel con una inversión considerable. Es por tanto el que más fácilmente saldrá de su crisis.
¿Cuál de los demás tiene la losa más pesada?
fjgonzalez@reforma.com