Necesidad y necedad de siempre

Javier Alarcón
en CANCHA


Pasan los torneos y es obvio que la necedad se impone. No hay manera de defender la cantidad de extranjeros que contrata el futbol mexicano, no es su condición en esencia, no es negar lo mucho que han enriquecido la Liga. Es un asunto aritmético y elemental: no aportan en promedio lo que deben y desplazan a los jugadores mexicanos.

Claro que el jugador oriundo tomará una plaza si es que

su capacidad lo impone, pero no es la respuesta integral. Hay otro tanto que simplemente no se puede consolidar, teniendo talento, porque el directivo tiene que justificar y, en muchos casos, capitalizar por la buena o por la mala el monto de la "inversión".

Si el futbol mexicano, como ahora en situación de emergencia, sigue empeñando en encontrar las respuestas urgentes en naturalizados, no estamos fomentando soluciones de fondo para un problema de raíz. Y entonces nos metemos en discusiones filosóficas y migratorias.

No es Lobos, Ludueña, Giménez y anexas. Ellos tienen todo el derecho y la legítima pretensión, porque el compromiso no se puede evaluar o juzgar a partir del tipo de pasaporte, pero sí es muy obvio, argumentar que en la corrupción de los fichajes probados históricamente, hay un grupo de vivales que sólo aspira al "moche" y no a lograr un equilibrio sano entre el aporte del foráneo y la promoción del talento casero.

¿Cómo explicar que en sus primeros minutos en la categoría más alta, Madrigal y García del Monterrey, hayan sido capaces de hacer goles estupendos? No dejemos de ver lo evidente: debieron contar antes con mayor confianza, eso sólo se traduce en cantidad de minutos frente a intentar demostrar, ante lo que opera, para bien y muchas veces para mal, que los jugadores mexicanos son desplazados por los extranjeros para justificar el dinero invertido en los segundos.

España ha logrado la armonía que durante mucho tiempo no encontró, solo cuando alcanzó la cúspide mundial: generar las mismas opciones para Iniesta, Xavi, Piqué, Cesc y Pedro, aunque existieran los imprescindibles, Eto'o, Messi, Ronaldinho y varios más. Ese punto de equilibrio nos falta: mejores extranjeros y más opciones para la producción interna.

Hoy está claramente desequilibrada la balanza. No podemos depositar toda la fe en los que actúan en Europa. A ellos suele afectarles más que a los rivales del área, jugar en la altitud del DF con sólo unas horas de adaptación viniendo del nivel del mar.

Igualmente, el joven mexicano no podrá tener la misma eficiencia si se le coloca unos cuantos minutos en partidos de alta exigencia. Es simple. Pero manda el intermediario.

 
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