Llegó Víctor Manuel Vucetich y con él, la lista que será dada a conocer este jueves. Los nombres que contenga nos llenan de curiosidad.
Posee en este momento, con todo y lista, una característica que existe, le guste o no; la crea o no: es visto como el redentor que enderezará los renglones torcidos del camino a Brasil.
Rolf Dobelli, autor suizo ingenioso e inteligente, escribió
un libro muy recomendable cuyo título, "El arte de pensar", contiene 52 errores de lógica en que frecuentemente cae el ser humano.
Uno de ellos es el error fundamental de atribución. También llamado sesgo de correspondencia, indica la tendencia a sobrestimar sistemáticamente la influencia de las personas, dejando de lado las situaciones y factores externos que influyen en un suceso.
Así, se piensa que tanto en situaciones sobre todo negativas -una guerra- como en algunas positivas -el resurgimiento desde las cenizas de una empresa- el porcentaje de éxito o fracaso que se da a una sola persona es altísimo.
Vucetich, digamos en su defensa, no va a mejorar al futbol mexicano, así como "Chepo" no lo empeoró: la suma de factores que hacen exitosa o espeluznante una Eliminatoria son variados y muchas veces situacionales. Las cosas se dan por una concatenación de hechos, además de la voluntad o incapacidad de una persona. Es decir: la Eliminatoria es una pesadilla, pero nuestro futbol es idéntico al de hace seis meses.
Por lo tanto, la curiosidad y el optimismo que quepa en la breve gestión que Vucetich deben ser medidas. Los futbolistas elegibles para la Selección son los mismos que antes de la crisis del 2013 y las cualidades de los que hayan estado fuera del equipo durante ese tiempo no necesariamente son mayores a los que sí estuvieron.
¿Cuántos nombres nuevos contendrá la primera convocatoria de este Tri de emergencia? ¿Qué tanto variará el cuadro que abra contra Panamá respecto al pasado reciente? ¿Tendrá tiempo de plasmar mínimamente su idea, además de poner el orden básico que se requiere para tal aventura?
La tarea de Vucetich es difícil porque los tiempos le redujeron el margen de error. Encuentra un equipo desalentado, hoy eliminado y básicamente perdedor.
Él no debe encontrarse en el mejor momento anímico y de auto confianza: venía de ser cesado por un club que pudo esperar un poco mas, dados sus méritos en batalla.
El nuevo técnico no va a hacer ni más ni menos de lo que puede. Pesará en lo que suceda sólo con el porcentaje que le corresponda.
Es su turno, eso sí. Y la esperanza es grande. Más aún de lo que le corresponde en justicia.
fjgonzalez@reforma.com