Lo más popular es decir que no sirve nada. Que el naufragio es total, que hay que correr a todos y empezar de cero.
Las crisis son así: levantan una gran nube que no deja ver más allá del dolor momentáneo. Y aun en la situación más grave hay cosas que rescatar para no tener que empezar nuevamente desde cero.
El cocodrilo que duerme debajo de la cama del futbol mexicano se llama
Brasil 2014. Tiene los dientes afilados, una larga cola que amenaza con darle a la Selección el golpe final y un hambre insaciable. Con ese peligroso animal está conviviendo, en la misma habitación, un seleccionado que funcionaba hasta diciembre del año pasado y al que el 2013 le salió cabalístico.
Lo urgente es conseguir el boleto. O por lo menos, dar pasos firmes para intentarlo. Se necesita una mente (o un equipo de mentes) que no se dejen llevar por las emociones que en un descuido pueden confundir las soluciones con una mayor cantidad de problemas.
Qué hacer con un plantel que ya no cree en sí mismo es una buena tarea que además va contra el tiempo, contra la posibilidad de tener por lo menos un par de amistosos para practicar lo que bien se tenía aprendido, pero que la falta de carácter echó por la borda. Para ver cómo responden jugadores hipotéticamente diferentes a los actuales, porque se renunciaría a la base de lo que hoy naufraga sin remedio.
¿Tiene el futbol mexicano otros 23 jugadores que puedan jugar en la Selección y salvar el problema? ¿Tiene la capacidad de llamar un plantel de "neo-seleccionados" que hasta hoy ignorados, tengan las cualidades suficientes para rescatar el pasaje que hoy la mediocridad ha enterrado en el fondo del mar?
La Copa Oro nos entregó una respuesta: no tenemos 35 jugadores de cierto nivel para vestirlos de verde. Un verde, por cierto, que pesa como nunca. Salvo honrosas excepciones es un veneno administrado lentamente que convierte a los viejos gladiadores (lo eran) en anémicos fantasmas que se equivocan, dudan, se hacen pequeños y carecen de peso.
La Liga mexicana (otra impopularidad) ha crecido en inversión en Fuerzas Básicas, asistencia a los estadios, debuts de futbolistas e imagen. Tiene muchas cosas por corregir (pacto de caballeros, límite de extranjeros, tal vez sistema de competencia), pero también posee virtudes que no se le pueden negar por el grave problema puntual de un seleccionado específico.
Es menester recordar a Napoleón con el "despacio, que voy de prisa". Analizar correctamente, acordar, enfriarse. No contagiarse fuera de la cancha con el miedo que hay dentro. No aplicar el bisturí en lugares sanos que también los hay. Tener la mente clara. Brillante.
Se aceptan candidatos.
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