Más grandes... y más chicos

Francisco Javier González
en CANCHA


Hace algunos años, cuando se adoptó el sistema de cocientes para definir el descenso, uno de los equipos con mejor plantel del circuito tomó una decisión: dejó de invertir.

Poseía tal colchón respecto a los equipos de la tabla baja que se desprendió de varios de sus jugadores importantes en aras de darle oportunidad a los jóvenes.

Al cabo de un tiempo, los Tecos de la Autónoma de

Guadalajara empezaron a sumergirse paulatinamente en lugares más modestos de la tabla, hasta llegar al terreno pantanoso que terminó condenándole. En sus últimos cinco torneos jamás ganó más de 19 puntos, y en el último su saldo fue de doce.

Los clubes no dejan de invertir porque quieren, sino porque no pueden. Mantener una nómina estable para la mitad de los equipos -por lo menos- es tarea titánica y las consecuencias impactan el nivel competitivo del futbol mexicano.

La certificación para los clubes del ascenso, con todo y la polémica que se armó por quienes olvidaron el reglamento autorizado, tiene un espléndido cometido: que quien logre un lugar en la Liga MX tenga trazas de mantenerse en ella. En inversión, instalaciones, fuerzas básicas, seguridad.

A muchas franquicias les está constando la vida reunir los requisitos. A tal grado que no hubo ascenso este verano. Al final, debe fortalecerse la Máxima Categoría.

El hilo, sin embargo, tiene dos puntas.

¿Corresponderá al esfuerzo solicitado a los equipos del ascenso, uno similar de los de la Liga MX?

El mercado empieza a acelerarse para la próxima campaña. Cruz Azul compra, Chivas vende, América mantiene la expectativa y los del norte igualmente se alistan con lo mejor posible.

Pero en el fondo de la Tabla de Cocientes, que por la interrupción del descenso durante dos años ha quedado desactivada, no hay ni ruido ni nueces.

La carencia de presión para quienes estarían obligados a invertir para mejorar es suplida por oportunidades a técnicos jóvenes -encomiable pero arriesgado- con planteles armados con lo que se puede, y en algunos casos hasta se duda sobre la conformación de las directivas, como sucede a Lobos BUAP.

¿Cómo lograr que el Puebla sea como el de aquellos años, que el Veracruz protagonice, los Lobos se vuelvan grandes o el Atlas deje atrás la nube gris en que vive perpetuamente?

Los Grandes siguen teniendo el peso que indica su tamaño y cargan con una enorme parte de la responsabilidad de hacer atractivo el torneo.

Y los chicos son cada vez mas comparsas, ahora con el beneficio de que sus pecados no recibirán el castigo del descenso.

Ojalá que la brecha no se haga mayor. Que no se duerman los eternos sotaneros.

Que cada día tengamos mas equipos grandes por propia convicción.

 
 
 
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