La costumbre de vencer

Francisco Javier González
en CANCHA


Existen muchos factores que permiten a un equipo ser triunfador.

Desde la calidad técnica hasta la suerte, pasando por la mentalidad, la costumbre de ganar los partidos importantes y varias circunstancias más.

Real Madrid con 13 Champions en las vitrinas es un ejemplo inusual de nuestros tiempos. Es difícil repetir 3 veces en lo más alto del podio en una era tan competitiva, en la

que muchos sabuesos poderosos persiguen la pista del que está hasta arriba.

¿Qué se puede copiar de esa mística ganadora? ¿Hay cosas que se puedan replicar de la forma de operar y de jugar que tiene el Real Madrid, que junto con el Barcelona marcan la pauta del futbol mundial?

Doce jugadores del plantel han ganado su cuarta Champions en cinco años, lo que habla de una continuidad sobrenatural cuando los traspasos millonarios están de moda y nadie aguanta en el mismo vestidor demasiado tiempo.

Una de las virtudes de los merengues es su convicción para ganar. No dejan de morder un segundo, no se vencen ante los peores momentos que deban enfrentar y saben salir adelante. Poseen ese ojo de tigre que solo tienen los vencedores.

Los festejos en el Bernabéu hicieron homenaje al equipo con la consigna popular de pedirle a Cristiano Ronaldo que se quede. Y él coincide en que juega en el mejor equipo del mundo. ¿Tendrán ambas partes mucho qué pensar?

Es una pena que la consecución del nuevo triunfo traiga consecuencias que no le hacen bien al futbol: la lesión de Mohamed Salah por una entrada absolutamente fuera de proporción de Sergio Ramos que lo dejaría fuera del Mundial, y la desgracia del arquero Karius, digno de compasión pero indigno de un partido de esta naturaleza.

La épica de las batallas legendarias tiene un par de asteriscos con ambos acontecimientos.

La Selección Nacional, por otra parte, sostiene esta noche uno de sus últimos tres partidos de preparación para llegar al Mundial de Rusia.

Juan Carlos Osorio ha prometido que llevará solamente a los que estén bien física y futbolísticamente. Y en el último recorte que sucederá el sábado tras el adiós en el Azteca, podría caber alguna sorpresa.

Se vuelve a apuntar la preocupación de los centrales lesionados, de la falta de laterales naturales, de la necesidad de tener más gente que sepa tapar al adversario en la media cancha y se disfruta que el equipo posee bandas poderosas que le pueden hacer daño a cualquier adversario. Y se suspira, sí, por el esquivo gol que le da la vuelta a varios de los encargados de conquistarlos.

Con aroma merengue, empieza la última cuenta regresiva para el Mundial. Preguntamos otra vez ¿qué es lo que hace triunfador a un equipo?

 
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