Hoy se juega la Final de la Champions League.
Entre el Real Madrid y el Liverpool dirimirán, a lo largo de 90 minutos o los que sean necesarios, cuál es reconocido como el mejor equipo del mundo; o por lo menos, como el campeón del indiscutible mejor torneo de clubes en el planeta futbolístico.
Por un lado la poderosa escuadra merengue, acostumbrada como ninguna otra a ganar esta
competencia; aunque, paradójicamente, sin desplegar su mejor futbol desde hace rato. Ese futbol que quizá alcanzó su apogeo hace un año, cuando aplastó a la Juventus en la Final anterior.
Y por el otro, un conjunto inglés que tenía muchos años de no acercarse siquiera a esta última instancia en el máximo escaparate del futbol en Europa y el mundo, pero que en esta ocasión llegó gracias a un futbol convincente y muy agradable para los diletantes de este juego.
Como favorito natural, incuestionable, saltará hoy a la cancha de Kiev el equipo español dirigido por Zinedine Zidane, histórico y grandioso futbolista que además se ha convertido en sorprendente ganador, como director técnico, de muchas cosas en muy poco tiempo.
Pero evidentemente no puede descartarse a la escuadra inglesa, con la sapiencia de Jürgen Klopp desde la banca; un técnico que con varios equipos ha dejado plena constancia de su capacidad como entrenador y como estratega.
Del lado madrileño, Cristiano Ronaldo encabeza a la pléyade de figuras, con dos o tres jugadores que son los mejores del mundo en la respectiva posición. Y en el lado británico, su espectacular futbol tiene en el egipcio Mohamed Salah a su mejor exponente.
Puesto en números, quizá pensaríamos en un 62-38 favorable para el Real Madrid, pero queda en el conjunto inglés la oportunidad de contradecir en la práctica lo que la teoría indica.
Sólo queda esperar que ambos jueguen como debe jugarse en la cumbre... y que se corone el equipo que mejor lo haga.
Twitter: @rgomezjunco
