Otra vez Santos Laguna superó la adversidad... y tomó ventaja.
En un magnífico partido de futbol, en el "primer tiempo" de la Final la escuadra lagunera supo darle la vuelta a un encuentro en el que su adversario, el Toluca, había sido claramente superior.
Superior, pero sin la eficiencia necesaria para plasmar esa superioridad en el marcador, como sí supo hacerlo el cuadro santista
en los pocos minutos en los que fue mejor.
Como parte del encanto de este maravilloso juego llamado FUTBOL, no siempre gana un partido quien mejor lo juega.
Pero sí suelen ganarlo, por supuesto, los equipos y jugadores que mejor responden en los momentos cruciales y en las respectivas zonas de definición.
En eso radica el gran mérito del Santos Laguna, en su inusitada capacidad para resolver, a veces en los minutos finales, partidos que parecían perdidos.
Al margen de cuál equipo se corone mañana en la cancha del Nemesio Diez, si a cada entrenador se le evalúa de acuerdo al provecho que le saca al plantel con el que cuenta, Robert Dante Siboldi puede ser desde ahora considerado como la gran revelación entre los directores técnicos de este torneo.
Porque lo de Cristante y este Toluca, en realidad, más que revelación es una simple y plausible confirmación.
Si fueron bastante buenos los primeros 90 minutos, esperemos que los siguientes 90 o 120 de mañana también lo sean, que el Toluca confirme el magnífico nivel exhibido el jueves, que el Santos muestre similar capacidad a la mostrada para sobreponerse a las circunstancias críticas de cada partido (como ha sabido hacerlo a lo largo de esta Liguilla), y que más allá de la camiseta que cada quien se ponga, los aficionados al buen futbol podamos disfrutar de un espectáculo acorde con lo que se espera de una Gran Final.
Si la ida fue más que digna, que por favor la vuelta también lo sea... y se corone quien más lo merezca y mejor juegue.
¿Será mucho pedir?
Twitter: @rgomezjunco
