Drama y sorpresas en Boston

Rubén Romero
en CANCHA


Sorprendentes, por decir lo menos, fueron los triunfos de la estadounidense Desiree Dávila Linden (2h 39'54") y del japonés Yuki Kawauchi (2h 15'58") en el Maratón de Boston que se corrió el lunes, con los cronometrajes ganadores más lentos de los últimos años.

Una encuesta del portal web letsrun.com daba menos de 4 por ciento de posibilidades de triunfo a Dávila, en una edición de ese

maratón en la que la comunidad estadounidense alentaba la esperanza de que una corredora de ese país pudiera ganar esta prueba por primera vez en 33 años.

Eso hizo que miles de espectadores desafiaran la lluvia, el viento y el frío y abarrotaran la parte final del trayecto para dar su apoyo a sus favoritas.

"En el kilómetro cuatro me sentía tan mal que estaba segura que abandonaría el maratón", dijo Dávila en una entrevista al final de la carrera, "por eso, cuando Shalane (Flanagan) se detuvo para ir al sanitario, la esperé y le ofrecí mi apoyo (como pacer de sacrificio), para que ella recuperara el contacto con las punteras".

Flanagan era marcada favorita para ganar, pero la baja de ritmo de Dávila al esperar a Shalane le sirvió para recomponerse y para recuperar su fuerza y su determinación en un extraordinario despliegue de voluntad y carácter que la llevó a ganar el maratón.

La etíope Mamitu Daska tomó la punta desde temprano, pero, al notar que Flanagan no corría del todo bien, Dávila, junto con la keniana Gladys Chesir, empezaron a acortar su ventaja para rebasarla en el kilómetro 35.

A partir del kilómetro 35, Dávila tomó el liderazgo para nunca voltear hacia atrás, al grado que hasta el final del maratón se enteró de que había sacado 4 minutos de ventaja al segundo lugar. Que no fue Chesir.

Al generoso gesto deportivo y al inesperado triunfo de Dávila se sumó el que seis de las siete primeras femeniles y seis de los 10 primeros varoniles fueron estadounidenses, en una edición que la comunidad corredora de ese país festejó con una emoción tan vibrante que dejó la sensación de que aún no cierran las heridas del atentado de 2013.

Recuerda que correr es salud y algo más... mejor calidad de vida.

 
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