El 'affaire' Dez Bryant

José Pablo Coello
en CANCHA


Si algo ha distinguido a Dez Bryant, a través de toda su trayectoria como jugador de futbol americano, es la polémica.

Tras haber sobrevivido un entorno violento y problemático en sus primeros años de vida, se convirtió en uno de los mejores receptores del país apenas en su segundo año como colegial. Sin embargo, una reunión con Deion Sanders en 2009 le costó una suspensión, que solamente

le permitió jugar tres partidos de su última temporada en la NCAA. A pesar de lo anterior, Bryant dejó las filas universitarias y fue seleccionado por los Vaqueros, que decidieron arriesgar su primera selección del Draft de 2010 en un hombre con enorme talento, pero con una personalidad conflictiva.

A partir de su segunda campaña en la NFL, Bryant demostró que tenía elementos de sobra para ser un receptor de élite y conformó una temible mancuerna con Tony Romo. Entre 2011 y 2014 acumuló 50 pases de anotación, y promedió más de 80 recepciones y 1,200 yardas por aire. En pocas palabras, la apuesta de Jerry Jones parecía haber dado resultado, por lo que la extensión de contrato que firmó en 2015, por 5 años y 70 millones de dólares, parecía ser una decisión lógica.

Sin embargo, la lesión que lo mantuvo alejando más de la mitad de la campaña de 2015 y la llegada de Dak Prescott para hacerse cargo de la ofensiva en lugar de Tony Romo en 2016, le restaron peso en la ofensiva de Dallas. Y mientras el descontento del explosivo receptor crecía convirtiéndolo en una distracción, su costo relativo se elevaba a partir de su menor productividad.

Así las cosas, la decisión que tomaron los Vaqueros para dejarlo en libertad tiene mucho sentido. Liberan espacio en el tope salarial, se ahorran muchos millones de dólares en su sueldo y se deshacen de un empleado insatisfecho y problemático. Sin embargo, no se le puede restar valor al peso específico de Bryant en el campo de juego, así como a sus 69 recepciones y 838 yardas por aire la temporada anterior.

Jason Garrett tendrá que ingeniárselas para suplir su ausencia y no extrañar su producción a la ofensiva, que, si bien había venido a la baja, no deja de ser valiosa.

Por su parte, Dez tendrá que hacerse a la idea de jugar por menos dinero y con un contrato a corto plazo. Si deja el orgullo de lado y acepta un rol secundario, estoy seguro de que puede encontrar un equipo en donde sus cualidades sean mejor aprovechadas, aún sin ser el receptor estelar.

Y aunque entiendo su malestar, creo que el primer paso para relanzar su carrera es archivar su etapa en Dallas y dejar de criticar públicamente la forma en la que se dio su salida del equipo. Su personalidad, bien enfocada, es un activo muy valioso, pero ha quedado comprobado que también puede ser una distracción con la que muchos equipos no estarán dispuestos a lidiar.

 
Twitter: @JosePabloCoello