¿Qué hacer con OBJ III?

José Pablo Coello
en CANCHA


A menos de un mes de que se lleve a cabo la edición 2018 del Draft de la NFL, siguen creciendo los rumores en torno a la posible salida de Odell Beckham Jr. de los Gigantes de Nueva York. Y aunque a muchos les pueda parecer una locura, está claro que por ningún motivo puede descartarse un movimiento que se convertiría, incuestionablemente, en uno de los más relevantes de los últimos

tiempos.

De entrada, es indudable que cuando ha estado sano y concentrado al 100 por ciento en su función como receptor abierto, el joven, de 25 años, egresado de LSU es uno de los mejores de la Liga en su posición. Tan solo en sus primeras tres temporadas jugando al lado de Eli Manning, acumuló un total de 288 recepciones y 35 anotaciones, con un promedio de más de 14 yardas por atrapada. Si los números no fueran suficientemente contundentes, habría que tomar en cuenta que Beckham fue capaz de mantener dicho nivel de productividad en una ofensiva que no contaba con un ataque terrestre confiable y en la que él era el arma predilecta de su mariscal de campo.

En pocas palabras, OBJ III es un talento único, que bien enfocado, podría cambiar el rumbo de una organización. Aun así, su comportamiento fuera del terreno de juego y sus constantes faltas de disciplina dentro del mismo, parecen haber terminado con la paciencia de los dueños de la franquicia que apostó por él en el Draft de 2014. Además, su condición de agente libre al término de la temporada de 2018, podría desembocar en una disputa pública entre el jugador y su equipo, algo que en la ciudad de Nueva York se convertiría en un auténtico circo mediático.

Así las cosas, los Gigantes están ante una difícil encrucijada. El equipo parece encaminarse a un proceso de reconstrucción que les permita, en el mediano plazo, volver a ser contendientes en una división muy disputada y plagada de talento. En caso de dejar ir a Beckham y encontrar a alguna escuadra dispuesta a apostar por un jugador indisciplinado que exigiría un contrato multimillonario, los tiempos podrían acelerarse notablemente gracias a las selecciones colegiales adicionales que obtendrían en la operación y al dinero que ahorrarían al no firmar al estelar receptor.

Sin embargo, si los resultados de la reestructura no son los esperados y Beckham triunfa en algún otro equipo, la afición neoyorquina podría reaccionar de forma agresiva en contra de la organización.

Usted qué opina amable lector, ¿vale la pena seguir apostando por un joven que no parece dispuesto a madurar y a asumir sus responsabilidades como profesional?, o ¿es mejor dejarlo ir y buscar aprovechar su valor en el mercado para mejorar el futuro a corto plazo de la organización?

 
Twitter: @JosePabloCoello