Cruz Azul empaca su tristeza

Francisco Javier González
en CANCHA


Para ser degustación no estuvo mal pero para ser otro partido crucial que pierde, sí es motivo de gran preocupación.

Hay excepciones como los Cuartos de Final del torneo pasado, pero la regla suele confirmarse: los duelos entre América y Cruz Azul son buenos encuentros, de ritmo atractivo... y ganados por las Águilas.

Es recurrente en la historia que los celestes empiezan bien estos

partidos, que superan al adversario pero les falla la puntería. Y que conforme pasa el tiempo, el América se asienta, apela a sus cualidades y termina saliendo victorioso.

Si la forma de reaccionar hacia el final, encerrando al América en su área y con Corona agregado al ataque en un par de tiros de esquina será el sello de los celestes cuando regresen al Azteca el próximo torneo, entonces el buen sabor de boca está justificado.

Pero si el comportamiento y la tendencia azules serán parecidos a lo del sábado, la mudanza por sí misma no podrá traer buenas noticias.

Dos victorias en 13 partidos, 12 decepcionantes puntos en la bolsa y unas vacaciones que llegarán otra vez temprano, suman nombres de técnicos, directivos y jugadores sin que el aficionado azul pueda gritar algo parecido a una victoria importante.

Los beneficios del sistema de competencia permitían al equipo de Caixinha hacer de este duelo algo crucial: en el ánimo y en la aritmética esos tres puntos eran sumamente importantes. De nuevo, el ser o no ser ante el rival extremo.

América, de mal inicio, fue recuperando la figura con el sello de la casa: sus oleadas son más poderosas que las cementeras y en los momentos que su futbol ilumina la cancha, sabe resolver.

Combina, es superior en jugadas mano a mano, se queda con todos los rebotes y una situación complicada en su área la convierte en una favorable del otro lado del campo gracias a su velocidad en un parpadeo.

Si una situación tan reiterativa en su historia de los últimos años puede ser explicada en una sola palabra, utilizaríamos la de convicción.

Las Águilas pueden pasarla mal pero suelen rescatar. Cruz Azul puede pasarla bien pero termina naufragando.

Y el marcador no acepta más discusiones anecdóticas cuando es tan frecuentemente implacable semana a semana. Por eso uno es aspirante al título y el otro seguirá soñando al menos otro torneo con siquiera disputarlo.

Los tres puntos que separan al primer del cuarto lugar de la Tabla hacen saber que el cierre será espectacular. Casi tanto como el descenso, que vuelve a ser cosa de dos.

La Máquina, en el limbo, pensará qué intentar de nueva cuenta después de un adiós al Estadio Azul, lúgubre y sin alegría. Su turno tiene que llegar.

 
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