Una regla mejorada, pero imperfecta

José Pablo Coello
en CANCHA


Como pocas veces en la historia reciente de la NFL, la polémica generada entre los fanáticos al momento de determinar qué es y qué no es una recepción, parece haber rendido frutos. Y es que desde hace varios años, el rumbo de muchos duelos decisivos había cambiado gracias a la aplicación, casi siempre de forma correcta, de una regla que a muchos no les parecía ni clara, ni tampoco totalmente

justa.

Y es por ello que el Comité de Competencia de la Liga ha tomado la decisión de someter a la votación de los 32 equipos una modificación radical al reglamento. En términos prácticos, si esta propuesta recibe al menos 24 votos a favor, a partir del próximo año, habría tres criterios fundamentales y absolutamente necesarios para dar por buena cualquier recepción. El primero es que el receptor deberá tener control del balón. El segundo es que deberá tener los dos pies o alguna parte del cuerpo dentro del terreno de juego. Finalmente, deberá haber realizado o un "movimiento de futbol" con el ovoide en su poder.

Es indudable que habrá muchas jugadas, como la recepción de Dez Bryant en Green Bay hace algunos años o como la de Jesee James contra Nueva Inglaterra la temporada anterior, que en el futuro serán dadas por buenas sin necesidad de invertir mucho tiempo en su revisión. Por lo tanto, creo que ha sido un acierto importante eliminar la obligación del receptor de controlar el balón al caer al terreno de juego, si es que antes ha cumplido con los tres requisitos ya descritos.

Sin embargo, a partir ahora, la controversia se centrará en la determinación de qué constituye un "movimiento de futbol". Porque si bien es cierto que la regla incluye algunos ejemplos, es evidente que para tomar una decisión en jugadas apretadas, volverá a entrar en juego el criterio de los oficiales. Un tercer paso, parece ser un elemento sencillo de juzgar, así como el intento por extender el brazo para lograr ya sea un primero y diez y una anotación. Hay, en cambio, muchas otras instancias en donde será complicado tomar una decisión sin que ésta genere descontento y polémica.

Además, habrá otras consecuencias de las que poco se habla y que podrían cambiar el rumbo de muchos duelos. Y es que habrá jugadas, que en el pasado habrían sido marcadas como un pase incompleto, que ahora, al caer el jugador al terreno de juego sin ser tocado por un rival luego de haber atrapado un pase, podrían convertirse en un balón suelto.

A la espera de que lleguen los votos y se haga oficial el cambio, estoy convencido de que se da un paso adelante buscando darle claridad al reglamento. Aun así, habrá que reconocer que ni el reglamento más perfecto podrá evitar que el criterio de los oficiales siga formando parte del juego.

 
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