¿Quién entiende a los Jets?

José Pablo Coello
en CANCHA


Luego de haber llegado en 2009 y 2010 a la antesala del Super Bowl, los Jets han batallado para volver a ser un equipo relevante en la Conferencia Americana.

Solamente una vez han vuelto a tener marca ganadora, y aun en aquel 2015 cuando terminaron la campaña con 10 triunfos, la forma en la que perdieron la oportunidad de clasificarse a los Playoffs, dejó un amargo sabor de boca a sus

fieles aficionados.

Y aunque hay muchos motivos que pueden explicar la mediocridad de esta organización en los últimos tiempos, es evidente que la falta de un mariscal de campo confiable es el gran pendiente de la escuadra neoyorquina.

Mark Sánchez, sin ser nunca una maravilla, fue durante un par de temporadas un administrador eficiente de una ofensiva diseñada para esconder sus carencias. Sin embargo, a partir de su salida de la institución, la búsqueda de un jugador franquicia para la posición más importante en el campo de juego, ha resultado infructuosa.

Fue así como, tras haber sido seleccionados en el draft colegial, Geno Smith y Bryce Petty fueron incapaces de convertirse en opciones viables, mientras que Christian Hackenberg nunca logró siquiera ganarse la oportunidad de debutar.

De la misma manera, Ryan Fitzpatrick y Josh McCown tuvieron algunas actuaciones aceptables, pero nada como para cambiar el rumbo del equipo. McCown incluso se ganó la renovación de su contrato para este 2018, aunque la directiva decidió contratar también a Teddy Bridgewater como una segunda opción.

Sin embargo, es tal la urgencia por encontrar a su mariscal de campo del futuro, que la directiva se aventuró a darle a Indianapolis tres selecciones de segunda ronda a cambio del derecho a intercambiar posiciones con los Potros en el draft del próximo mes. Ahora, los Jets tendrán la tercera selección en lugar de la sexta que poseían originalmente, y se da como un hecho que elegirán a un quarterback.

Es evidente que el precio que pagaron los Jets es increíblemente alto, más allá del rendimiento que vayan a tener los jugadores que seleccionen ambas escuadras. Pero lo más llamativo es que es altamente probable que Browns y Gigantes tomen también a un mariscal de campo, por lo que los dirigidos por Todd Bowles podrían verse obligados a tomar a su tercera mejor opción una vez que llegue su turno de elegir.

En pocas palabras, la apuesta fue terriblemente alta y podría resultar insuficiente, ya que en términos prácticos, los Jets pudieran tener solamente el 33 por ciento de posibilidades de quedarse con el hombre de su elección para cambiar el futuro de la franquicia.

 
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