El título sigue estando prácticamente al alcance de cualquiera.
Como suele suceder en el futbol mexicano, al entrar en la recta final de la Fase Regular 12 ó 13 equipos de los 18 siguen soñando con ser campeones.
Actualmente, en realidad, sólo a cuatro se les puede descartar por completo entre tantos soñadores: al Querétaro, al Atlas al Veracruz y a los Lobos, los dos últimos como
únicos candidatos para el descenso.
Porque ni siquiera a la Liguilla puede aspirar cualquier equipo que no llegue a 24 puntos, cifra menos accesible para los queretanos, por ejemplo, que para Chivas y Cruz Azul, a pesar de que estos se encuentren un punto abajo de aquellos.
Pero más allá de los sueños de cada quien, unos más guajiros que otros, a los 18 participantes podríamos dividirlos hasta el momento en tres categorías:
Conformando una mayoría, los que han jugado más o menos acorde con lo que se preveía considerando el respectivo potencial: el América, los Tigres, el Toluca, los Xolos; o incluso, débiles como se suponía, el Necaxa, Querétaro, Veracruz, Atlas, Pumas y Lobos.
En otra categoría, los que han decepcionado en su producción y en su juego: el Monterrey, el Pachuca, el León, el Cruz Azul y las Chivas; todos ellos con mayor potencial que el señalado por sus apenas modestos o de plano magros números.
Y en el otro extremo, en la categoría más destacada, los tres equipos que han hecho, con lo que tienen, mucho más que lo previsto: el Santos, el Puebla y el Morelia.
El Santos, con Robert Dante Siboldi, volviendo a ocupar ese papel de protagonista durante tanto tiempo abandonado. El Puebla, con Enrique Meza, dejando por enésima ocasión plena constancia de la gran capacidad de este director técnico. Y el Morelia, con Roberto Hernández, defendiendo sus colores mucho mejor que sus "hermanos" rojinegros (lamentable el solapamiento de la multipropiedad, aparentemente en vías de ser "¡reglamentada!").
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