Lo sucedido ayer en Ciudad Universitaria, con salomónico empate entre los Pumas y las Chivas, fue la lucha del Guadalajara por mantener a flote un proyecto que después del título empezó a presentar boquetes en el casco del barco, y la intención universitaria de hacer sólido lo que empezó muy bien y dos tropezones recientes le hicieron poner en cierta duda.
Ya transcurrió la primera mitad
del torneo y el segundo tiempo de los rojiblancos les abriga una esperanza: la de recobrar el valor individual primero y colectivo después, que les hagan escalar lugares.
A unos meses de la lista de seleccionados para el Mundial de Rusia, dos de los tres principales proveedores históricos a la plantilla mexicana sufren para tener candidatos.
Salvo Jesús Gallardo, a quien Juan Carlos Osorio parece tenerle reservado un sitio, no hay nombres que en la libreta de apuntes se acerquen a ser parte de los elegidos.
Pese a que Rodolfo Pizarro es el mejor jugador de las Chivas casi siempre que juegan, tiene gran competencia por quienes han sido titulares en la Selección y, aunque es el que más se acerca a un posible llamado, además de Oswaldo Alanís, tendrían que pasar varias cosas para que le tramiten la visa rusa.
Datos recopilados por Jorge Witker recuerdan que el América, con 48, es el club que más jugadores mundialistas ha aportado a la Selección.
Que el Guadalajara, con 47, es el segundo, pero no tuvo representantes en Brasil 2014. Para los Pumas, Sudáfrica 2010 fue el último certamen con presencia de futbolistas de su equipo. Se estacionó con sus 28 convocados históricos.
Eso hace diferente al torneo: los jugadores luchan por un lugar en la nómina y dependen de hacer una buena campaña -por lo tanto, del éxito colectivo de quienes les acompañan- para llamar la atención y levantar la mano.
El América manda con el Santos Laguna en segundo sitio por una nariz, y los fríos números de la tabla revelan las realidades de lo que se vive: los Tigres sufren pese a ser los campeones de Liga, el Cruz Azul pierde confianza y gas, los Pumas mejoran respecto al pasado y consolida jugadores canteranos, y otros se dedican a remar contra la corriente con pésimas noticias para el Veracruz, que fue despedazado futbolística, física y moralmente por uno de los pocos rivales de los que puede asirse para salvarse.
Los Lobos BUAP fueron categóricos, certeros y convencidos ante los Tiburones de Memo Vázquez, uno de los pocos que decidieron tirarse de cabeza a una misión en la que nadie más creyó.
El 5-0 final es condenatorio en los números y en el ánimo de los escualos, hoy desdentados.
Con los reflectores en el Clásico de la Jornada 10, el torneo se va como agua entre las manos.
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